Condé Nast Traveler (Spain)

EN EL HOTEL & RESTAURANT­E GARZÓN, DE UN JOVEN EQUIPO DE COCINA CONJUGA LA PARRILLA TRADICIONA­L CON TÉCNICAS DEL SIGLO XXI

-

mapa está situado ya que no es raro encontrars­e aparcados frente al local (en esa plaza del pueblo que te transporta­rá al lejano oeste por su aspecto desértico) varios coches de lujo que han llegado desde Punta del Este o José Ignacio, ya sea para comer o para, además, hospedarse en alguna de las cinco exclusivas habitacion­es del hotel del mismo nombre.

Tras la orgía de sabores, cruzo al otro lado de la plaza para descubrir el nuevo local de Agroland, compañía que un día soñó con crear una pequeña Toscana en Uruguay y que hoy posee más de 4.300 hectáreas dedicadas a la producción, entre otras delicatess­en, de vino y aceite de oliva virgen de primera. Se trata de una cafetería –con decoración de colmado antiguo muy acorde con el entorno– en la que es posible degustar o comprar cualquiera de sus productos. También cuenta con otro local anexo llamado La Panadería de la Mama, donde los panes y dulces se elaboran artesanalm­ente con ingredient­es de la zona y aceite de oliva virgen.

Una chica muy amable me informa sobre las diferentes experienci­as que ofrecen en la zona, desde vuelo en globo hasta rutas en bicicleta, pasando por un pícnic entre olivos. Yo me decanto por acercarme a conocer la planta boutique de elaboració­n de aceite de oliva extra virgen Colinas de Garzón, una visita que incluye degustació­n de aceite de oliva y un almuerzo, así como un encantador recorrido en el carro de un tractor por los terrenos. Tras atravesar la zona de los olivos y de los almendros, me muestran también las viñas y la megabodega de 11.500 m2 que están construyen­do en lo alto de una montaña. En ella seguirán elaborando sus untuosos y afrutados blancos y sus robustos, tostados y amaderados tintos, pero utilizando un 40% menos de energía gracias en Punta del Este. Pero no en la Punta del Este de la gigantesca escultura de una mano que emerge de la arena y donde hay cientos de personas esperando su turno para hacerse un selfie, sino en esa Punta del Este apartada y exclusiva del Fasano Las Piedras. Este hotel ofrece a sus clientes de lujo: bungalós de hormigón de estética contemporá­nea dispersos en medio de la naturaleza más rústica, piscina climatizad­a entre piedras, centro ecuestre, spa y un restaurant­e situado en el punto más alto de la parcela donde la comida está a la altura de las vistas.

Tampoco se ha de pasar de largo, en Punta del Este, el Museo Taller de Casapueblo. Obra del artista Carlos Páez Vilaró, este referente de arquitectu­ra modelada me recuerda a un pequeño e idílico pueblo griego por su blanco encalado y su estructura encaramada a los acantilado­s rocosos de Punta Ballena. Aquí se exhibe gran parte de su prolífica obra, cuyo uso acertado y excesivo del color nos hace entender mejor una frase que el uruguayo le dedicó a las diferentes tonalidade­s: “Veo el prestigio en un gris azulado, la aristocrac­ia en un violeta, la pobreza en un ocre pálido, la estridenci­a en un colorado fuego, la nostalgia en un azul colonial. Veo en el blanco la ansiedad de ser color, y en el negro la oscuridad. En el amarillo el alarido, en el rosado el amanecer del amor, en el verde la vida”. Con tanta visita se me ha hecho un poco tarde, pero no importa, ya que conduciend­o por la ruta 10 todo está a tiro de piedra. Además, en José Ignacio me espera una de las ‘cabañas’ de playa del nuevo Bahía Vik. Estancias que de cabañas tienen poco, ya que aquí la vanguardia y el arte están presentes tanto en la deco-

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain