Tel Aviv es una mezcla de gentes de todo el mundo y de todas las condiciones, es una ciudad muy liberal, quizá de las más liberales del mundo. Es una ciudad que forma parte del Estado de Israel.
aquí viven 430.000 residentes, más 50.000 ilegales que nadie cuenta”, contesta . “El tamaño de Tel Aviv es de 18 kilómetros de largo y 3,5 de ancho; el mismo tamaño que las bases aéreas que yo dirigía cuando estaba en las Fuerzas Aéreas. Somos una ciudad muy pequeña con 70 municipalidades y, al mismo tiempo, somos el centro de una gran ciudad que acoge a tres o cuatro millones de personas”. He visto más cosas desde que estoy aquí. Por ejemplo, que hay atascos considerables para entrar o salir de la ciudad, y que no hay metro. Es uno de nuestros mayores retos. Hay que tener metro, hay que ordenar el tráfico. El desarrollo de Tel Aviv es una cuestión económica y social, nos preocupa que mucha gente emplee una hora y media en llegar a su trabajo o a los servicios de la ciudad, cuando en capitales como Londres se tarda media hora. Todas las ciudades grandes tienen desafíos que cumplir. Sí, pero ustedes, por ejemplo, en Madrid y en Barcelona tienen un transporte público modélico. Sin embargo, estoy hoy aquí entrevistándole porque Tel Aviv es la ciudad más inteligente, tecnológica, liberal... Tel Aviv tiene ventajas evidentes. Por ejemplo, su tamaño. En ciudades muy grandes es difícil tener sentido de pertenencia. Aquí puedes moverte de un barrio a otro fácilmente, puedes disfrutar de su clima, del mar. Es una ciudad limpia, con buenas infraestructuras, calidad de servicios. La segunda cuestión que hace de Tel Aviv una ciudad única son sus valores. Es una evidencia importante para el mundo, y por supuesto para este país. Hay tecnología, ciencia, investigación. Tel Aviv es un hogar para cada minoría porque todos pueden expresar sus valores. Somos hogar de la comunidad gay, somos ciudad de refugiados. Tenemos lo más pobre y lo más rico. Tenemos una vida nocturna inocente y una vida nocturna sin restricciones. Tenemos una de las mejores óperas del mundo. Los jóvenes son el 30 por ciento de la población –entre los 18 y los 34 años–, y siguen llegando, atraídos por nuestros valores. Ante este panorama, ¿cuáles son los retos y los riesgos de Tel Aviv en el futuro inmediato? En primer lugar, Tel Aviv forma parte de Israel, por lo tanto, su futuro y su destino están estrechamente conectados con los riesgos inherentes del propio Estado de Israel. En Tel Aviv, además, tenemos dos grandes retos: el primero y más importante es mejorar el sistema de transporte público. Estamos al comienzo de la construcción de la primera línea de metro y la mitad va bajo tierra. El segundo reto es el precio de la cosas, de la vivienda, del coste de la vida en general, parecido al de otras grandes ciudades del mundo, pero aquí resulta más complicado. Desafortunadamente, el juego entre ricos y pobres no ayuda a la sociedad; estamos casi solos, tenemos un diez por ciento de población ilegal, la mayoría procedente de países africanos. Sí, pero la fragilidad política y social es un problema mundial, no sólo de Tel Aviv...
Así es. Y yendo a los grandes atractivos que ofrecemos, aquí va a descubrir una ciudad muy acogedora. La gente lo es, tiene un clima excelente, una de las playas más hermosas, la tecnología más avanzada; nuestra oferta culinaria es excepcional, tenemos música, teatros. Y todo está muy bien organizado. Finalmente, somos un país de inmigrantes, todo el mundo viene buscando realizar su sueño. Tecnología, libertad, vanguardia... ¿qué más ofrecerá Tel Aviv a sus habitantes y a sus visitantes? ¿Cuál es el próximo gran reto? Encuentro difícil escoger una idea definitiva. Pero déjeme contarle algo. En Tel Aviv te sientes como en casa. Si quieres vivir según lo que eres, lo que crees, lo que sientes, estarás bien. Si eres joven, te gusta divertirte y disfrutar la vida, ven. Si quieres trabajar, montar tu empresa, este es tu sitio. Un buen amigo israelí que vive en España me dijo que si desarrollas una idea o un proyecto empresarial en Tel Aviv y finalmente no funciona, nadie lo toma como un fracaso; es una oportunidad, un aprendizaje. En algunos lugares del mundo la gente no puede fracasar; aquí aplicamos un criterio creativo y decimos “esta vez no te ha salido, vuelve a intentarlo, ahora tienes más elementos para no equivocarte”. Aprendemos mucho de nuestros errores, adquirimos experiencia. ¿Es este el auténtico espíritu de esta ciudad? Sí. En los lugares donde el sistema educativo es extremadamente disciplinado hay menos creatividad. Si no dejas a tus hijos jugar, aceptar desafíos, hacer preguntas, no ser un niño perfecto, agradable, educado todo el tiempo, estás anulando sensaciones, sentimientos y, por lo tanto, posibilidades de desarrollo futuro. ¿Podemos hablar del posicionamiento de la ciudad como baluarte de las últimas tecnologías? ¿Y de cómo aplica el Ayuntamiento esa tecnología en beneficio de los ciudadanos y visitantes? Vimos la necesidad y la oportunidad y adoptamos la tecnología para dotar a Tel Aviv con buenos servicios. Por ejemplo, digitalizar, que es una manera activa de tratar con la gente. Con la tarjeta digital puedo estar informado sobre deportes, comprar entradas, billetes de transporte, y lo tengo gratuitamente. Si veo que algo está mal, está roto o fuera de lugar, hago una foto y lo comunico a otros. Aquí, cada persona que tiene un ordenador puede tener toda la información sobre servicios, y en tiempo real. Este proceso comenzó hace diez años y está dando grandes resultados porque es una forma muy activa de hacer preguntas y obtener respuestas. Y tiene un coste realmente moderado. ¿Es posible trasladar el modelo de Tel Aviv al resto de Israel? Tel Aviv es una mezcla de personas, de culturas, es una ciudad muy liberal, seguramente una de las más liberales del mundo. Y yo soy el alcalde de esta ciudad, que forma parte del Estado de Israel. Apoyándome en su pasado como piloto imagino que dirige esta ciudad como una base de las Fuerzas Aéreas... No, lo cierto es que dirigía las bases como una ciudad.