Cantabria íntima
Los remotos parajes de Polientes esconden un antiguo molino del siglo XVI reconvertido en hotel. La finca Molino Tejada abre sus puertas este mes para retiros artísticos y estancias con corazón.
Molino Tejada abre sus puertas a la creatividad en Polientes.
Pertenezco a este valle”, explica Celia Tejada. Afincada en San Francisco, donde trabaja como directora creativa de la empresa de interiorismo de lujo Restoration Hardware, la cántabra nació en Ruerrero, a cinco kilómetros del molino que ha convertido en un hotel muy especial que abrirá sus puertas en julio: un retiro íntimo y una asociación internacional dedicada al cultivo del arte, la cultura y el bienestar. Celia, que estudió diseño en Bilbao, tiene casa familiar en esta tierra: “Siempre regreso al pueblo en agosto y una de las cosas de las que me he dado cuenta a lo largo de los años es que cuando traemos amigos de diferentes nacionalidades, ¡luego
no hay forma de echarlos! Nos aseguran que ya no pueden pasar sin su semana anual en Cantabria. Les encanta todo: charlan con los abuelos de toda la vida, saborean los productos típicos... Por eso, cuando surgió la oportunidad de comprar este molino del siglo XVI, vi que era una ocasión única en la vida”. Celia asegura que le encanta la gente y, especialmente, el mundo creativo. En San Francisco, sus tertulias semanales son una institución y por ellas pasan personalidades que van desde reconocidos escritores hasta el fiscal del distrito, pasando por el chef del momento. “Pensé: ¡sería tan bonito tener un lugar donde pudieran descubrir este valle apartado! Al mismo tiempo, ayudaríamos a gente joven a la que le encantaría vivir allí pero necesita un modo de vida. Es una forma de celebrar esta tierra”. Cultivar el arte, la cultura y el bienestar es el objetivo de Molino Tejada, un coqueto espacio centenario escondido entre unas tierras de cultivo junto al Ebro. El espacio, que se adapta a medida para encuentros profesionales y lúdicos, es el corazón de una enorme finca inmersa en unos frondosos jardines. En la biblioteca, las aguas del río fluyen bajo un suelo de cristal y, además, hay una sala de cine casero, bar, piscina y sauna.
A sólo dos kilómetros de este coqueto hotel conceptual se encuentra su hermano pequeño, Molino T2, una casa de campo renovada sobre los cimientos de otro antiguo molino junto al río. Celia lo descubrió de pequeña cuando iba a moler trigo con su madre para luego hacer el pan en casa. Su decoración moderna, en blanco y negro, contrasta con la exuberante vegetación del silvestre entorno, y es perfecto también para familias o pequeños grupos de amigos. El exterior incluye dos islas privadas y chimenea. “El mundo está cambiando tremendamente y la gente busca lugares y experiencias con corazón”, concluye Celia.