Marcello Murzilli y su monasterio Eremito, en Umbría.

“Hay momentos en la vida en los que uno necesita hacer un parón, retirarse del mundo. Creo que todos sabemos a lo que me refiero”, me dice con complicidad Marcello Murzilli, el alma y la mente de Eremito, una especie de “monasterio laico para gente normal” en el que pasar unos días de soledad y sosiego en los remotos bosques de Umbría, Italia. “El lujo tradicional, el de los dorados y los mármoles, puede que siga funcionando en lugares como Rusia o Dubái, pero esto al viajero occidental ya no le interesa”, nos asegura. “En esta época en la que todo va tan rápido, lujo es poder apagar el móvil y librarte de lo que te distrae. Cada vez más, buscamos hoteles pequeños, con clase, pero sobre todo con emoción”. Marcello siempre lo ha tenido bastante claro. “Son los demás los que no me entienden”, se ríe. “Y, cuando por fin lo hacen, yo ya suelo estar aburrido y metido en la siguiente historia”. En los años ochenta, a los 21 años, se convirtió en uno de los diseñadores más jóvenes y exitosos de Italia con su marca de ropa vaquera El Charro. Lo dejó todo para viajar en velero, “para ser libre”, y a finales de los 90 abrió en una playa selvática de México el primer eco

lodge de América Latina cuando aún no se había inventado el término, el Hotelito Desconocido, un hotel sin electricidad por el que Hollywood se volvió loco. Hoy Marcello no echa de menos nada de aquello. Está justo donde quiere estar. “Me he librado de muchas cosas que realmente no necesito”. Los cantos gregorianos marcan el ‘tempo’ en este “hotel del alma” donde las mañanas comienzan con lecturas de textos filosóficos, sesiones de yoga y paseos por el bosque. “El ochenta por ciento de nuestros huéspedes vienen solos. Animamos a estar en silencio, pero la libertad es total. Aquí no hay programas marcados ni obligaciones de ningún tipo ni gurús”. GEMA MONROY (designhotels.com; 200€ por persona, comidas incluidas).