UNA NUEVA VENTANA AL UNIVERSO
PROTEGER EL CIELO NOCTURNO Y DIFUNDIR LA ASTRONOMÍA SON LOS FINES DE ESTA FUNDACIÓN QUE IMPULSA EL ASTROTURISMO
¿Cuál fue el origen de la Fundación Starlight?
Creada por el Instituto de Astrofísica de Canarias y la consultora Corporación 5, su objetivo es la protección del cielo nocturno y la difusión de la astronomía. El cielo estrellado es patrimonio de todos y materia prima para desarrollar la economía en territorios, especialmente rurales, a través de un turismo sostenible.
¿Y vuestras líneas de trabajo y acciones?
Promover la implantación de normativas y la formación de técnicos de iluminación, entre otras. Todo dirigido a evitar la contaminación lumínica, posibilitar el ahorro energético y mitigar los efectos del cambio climático. Nuestro Sistema de Certificación de Calidad del Cielo acredita territorios como Reserva Starlight (incorporan el paisaje estelar al resto de bienes naturales, que a menudo ya cuentan con protección por ser Reservas de la Biosfera, Geoparques o Parques Nacionales, contribuyendo así, además, a la protección de especies que necesitan del cielo oscuro) o como Destinos Turísticos Starlight (con el fin de utilizarlos como palanca para el astroturismo). Se complementan con Rutas de las Estrellas, Miradores, Estelarios, actividades de observación, creación de redes de casas rurales y hoteles Starlight... Siempre a medida del área específica.
¿Ha crecido el astroturismo?
La investigación requiere de infraestructuras muy atractivas (sofisticados telescopios, aceleradores de partículas, centros espaciales...) y hay un interés creciente espectacular. Un sector de la industria responde a esta demanda. Hemos abierto una verdadera ventana turística al Universo.
¿De qué modo influye el turismo en el ámbito científico?
El turismo es una industria poderosa y diversificada. Me gusta verlo como un fabuloso intercambiador de cultura y de conocimientos. Una sociedad más culta en ciencia y tecnología es el mejor apoyo que ese sector puede tener. Aunque la tarea del científico se justifica por sí misma, la investigación pública está financiada por los ciudadanos y, por tanto, estos tienen derecho a unos retornos sociales. Es enriquecedor para ambas partes.