Condé Nast Traveler (Spain)

California

Entre Los Ángeles y Las Vegas habitan carreteras perdidas, paisajes lunares y moteles fantasmagó­ricos. Dior saca su lado Sauvage y recupera esta mítica ruta.

- Clara Laguna Simon Davidson TEXTO FOTOS

La ruta salvaje de Dior.

Es la hora mágica. La luz del crepúsculo se torna azulada en el desierto de California y el frescor de la noche destila los aromas esenciales que emergen de la tierra. Un (anti)héroe, Johnny Depp, lidera una manada de lobos en la nueva campaña para Sauvage Eau de Parfum de Dior, donde el actor repite a las órdenes de Jean-Baptiste Mondino, responsabl­e de algunos videoclips de Madonna (Human Nature) o Björk (Violently Happy). “No quería que este perfume ‘aullara’”, comenta el nariz François Demachy, quien ha velado por el equilibrio y la profundida­d de esta nueva fórmula compuesta de notas especiadas (pimienta de Sichuan, bayas rosas, badiana o anís estrellado, nuez moscada de Indonesia...), absoluto de vainilla de Papúa (originaria de Tahití, que se recolecta en verde y después se escalda), resinoso Ciste Labdanum (que da la nota animal, como de cuero) y vetiver de la India, que aporta sensuales acentos orientales. Pero sí aúllan los coyotes en la ruta salvaje que propone la firma francesa en California, un paréntesis de diez etapas entre el océano y el desierto que incita a coger el volante y superar las diez etapas (aviso: esto requiere esfuerzo, no es un paseíto).

Rumbo a la luz

El punto de partida es el parque nacional Joshua Tree, que incluye parte de los desiertos de Colorado y Mojave y tiene más de 2.000 kilómetros cuadrados de área salvaje. Lugar de inspiració­n creativa en los años 60 y 70, este rincón onírico y solitario es para escalar, acampar, aprender algo de historia y geología... o quedarse con la boca abierta, sin más. En dirección norte, a modo de faro en el desierto, emergen los 21 pictóricos kilómetros cuadrados del segundo punto de interés, Red Rock Canyon, que atrae con sus resplandec­ientes peñascos púrpuras.

El Valle de la Muerte

Proseguimo­s hacia la ciudad abandonada de Dublin Gulch, donde mineros primero y luego hippies, vagabundos y nómadas de innumerabl­es orígenes (hasta parte de la familia Manson) buscaron infructuos­amente un tesoro... o la paz, quizá un nuevo comienzo. Al sur del Valle de la Muerte, Death Valley, nos detenemos en un enclave que aseguran está lleno de espectros. En Amargosa Opera House habita, eso no lo discutimos, la bailarina y coreógrafa Marta Becket, a quien perteneció este pequeño teatro con un fantasmagó­rico público

EN LA CIUDAD ABANDONADA DE DUBLIN GULCH HABITARON MINEROS Y LUEGO HIPPIES Y NÓMADAS

pintado en las paredes. El coche continúa ahora por una carretera abierta y ondulante, serpentean­te entre paisajes erosionado­s que van del rojo al dorado. Es el camino de Twenty Mule Team Road, que remonta su leyenda a finales del siglo XIX, cuando el pionero y buscador de fortuna Wiliam T. Coleman se dedicaba a trasladar un misterioso mineral (bórax, en concreto) a tierras civilizada­s con la ayuda de una veintena de mulas. Al menos eso dice la leyenda, y él mismo lo usó después como reclamo publicitar­io para sus jabones.

Paleta de color (y aromas)

La siguiente etapa nos reserva una cara de la Montañas Negras bautizada como Artist’s Palette. Su variedad de colores de roca es capaz de atrapar a todo viajero que recale en esos lares. No es un espejismo, sino una curiosidad geológica: la causa científica es la oxidación de diferentes metales, que origina rojos, rosas, amarillos, verdes y púrpuras. En dirección noroeste, nos topamos con los ecos del Hollywood dorado, que utilizó el pueblo de Lone Pine como escenario en muchas de sus produccion­es, y con el encanto de la América profunda, que pervive en las calles de este otrora refugio de mineros y aventurero­s a la sombra del monte Whitney.

Estamos ahora en el enlace entre Yosemite y el Valle de la Muerte: Alabama Hills, una formación rocosa donde el séptimo arte también ha dejado su huella, aunque sea en el imaginario colectivo. Más de 400 películas se han rodado en estos parajes que cruzó a caballo John Wayne, con Sierra Nevada al fondo, pero también Gladiator o Iron Man. No hay dos días

EN LOS PARAJES DE ALABAMA HILLS, QUE CRUZÓ A CABALLO JOHN WAYNE, SE RODARON MÁS DE 400 PELÍCULAS

iguales en Trona Pinnacles. Más de 500 torres de toba (roca porosa), algunas de hasta 43 m de altura, se elevan donde hubo un lago llamado Searles. La postal lunar se desmorona por momentos y las extrañas siluetas vigilan el polvorient­o horizonte, componiend­o una peculiar atmósfera.

Un místico final

Love Jesus and keep it simple es la filosofía del espiritual final de esta ruta: Salvation Mountain, a 427 km y cerca de Slab City, una base militar abandonada y tomada por vagabundos. Aquí, el artista Leonard Knight pasó tres décadas pintando y esculpiend­o la montaña con materiales reciclados. En la retina quedan grabados estos paisajes caprichoso­s y coloristas, incluyendo el de la hora mágica, en la que los aromas se tornan salvajes.

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De izda. a dcha. y arriba abajo, Salvation Mountain; Joshua Tree; un motel en el camino de Twenty Mule Team Road; las torres de toba de Trona Pinnacles, y letrero de un motel en Death Valley, lugares que han inspirado la nueva versión, aún más profunda...

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