La gran escapada
Si alguna vez llamas a la redacción de Condé Nast Traveler... no confíes demasiado en hablar con quien pretendes. “Lo siento, ha salido de viaje” suele ser la típica excusa de quien responde, atento a los aspavientos del compañero/a de turno que elude contestar al teléfono. En nuestro caso no hay excusas. Desde que, hace unos meses, aterricé en la mejor revista de viajes del mundo, dejé claro que aquí las sillas no están para calentarse; que aquí los horarios los dictan las pantallas del aeropuerto. Y el equipo se lo tomó al pie de la letra, echa un vistazo a sus cuentas de Instagram si no lo crees: son de todo menos hogareñas. Es más, al cierre de esta edición, y con la vista puesta ya en el verano, hemos emitido billetes de avión a todos los continentes, contactado con algunos de los mejores fotógrafos del mundo y analizado propuestas descabelladas que, por supuesto, llevaremos a cabo. No hemos parado quietos. Y todo porque creemos que para viajar hay que estar un poco loco; un poco loco por viajar. Este mes os lo demostramos de nuevo con esas ganas que tenemos ya todos de desperezarnos del invierno, de sacudirnos la nieve o apurar la última de la temporada y de preparar las maletas rumbo a la Semana Santa –a Sri Lanka, a Asturias o a Madeira, pero vete–, a los puentes primaverales o a los cuatro días de escapada porque sí. Para empezar, nuestra portada no muestra sólo un feliz y glotón instante de la actriz Ilse Salas capturado por Yvonne Venegas en la Casa Azul de Frida Kahlo –100% mujeres, viva–, es también el homenaje a nuestros queridos hermanos de Ciudad de México meses después del trágico terremoto que desmoronó tantas de sus ilusiones. Ilse es una de las muchas personas que, populares o anónimas, trabajan sin tregua para devolver la sonrisa a la capital y así nos lo cuentan. Otra catástrofe natural, la del huracán Irma, no amilanó a Rufus Wainwright, que recibió en La Habana a uno de nuestros equipos cuando la isla aún se estaba recuperando del impacto para demostrar juntos que nada es más fuerte que el tesón cubano. Un intenso –e inmenso– road trip a través de la Carretera Austral, Bali y Borobudur a lomos de un caballo, Hossegor desde una tabla de surf o los mejores cruceros de la temporada barco a barco reflejan que nuestra curiosidad no frena ni busca aparcamiento: todo vale con tal de moverse, de contar el mundo desde nuevas perspectivas. La siempre tan de postal Toscana pero más de postal aún, Nueva Zelanda vista desde una bañera, Algarve según Margherita Missoni, los hoteles favoritos de Arizona Muse o los paisajes californianos en los que Johnny Depp se atusa los bigotes te esperan también en estas páginas. Ahora escápate y déjales que graben su mensaje al oír la señal. Ya volverás.