Condé Nast Traveler (Spain)

Seúl

- Texto CLARA LAGUNA Fotos GREGORI CIVERA

La actriz Kim Tae-Ri, aclamada protagonis­ta de La Doncella, dirigida por Park Chan-Wook, fue nuestra guía y embajadora en la capital surcoreana. Un viaje a los sentidos.

DENTRO DEL IMPONENTE ENTRAMADO URBANO DE LA CAPITAL SURCOREANA HAY DISEÑO, COCINA SIN COMPLEJOS, SENTIDO DEL HUMOR Y UNA MANERA PROPIA DE HACER LAS COSAS. LA ACTRIZ KIM TAE-RI, MUSA DE PARK CHAN-WOOK Y NUEVA IMAGEN DE FLOWER BY KENZO, NOS DESCUBRE UNA CIUDAD GLOBAL Y UN POCO GAMBERRA.

CONOCER EN SE L A LA PROTAGON STA DE LA PEL CULA ‘LA DONCELLA’ RESULTABA MUY TENTADOR

En un primer momento, no es fácil reconocer a la Sook-Hee que ideó Park Chan-Wook para su celebrada película La doncella (2016) en la chica menuda y distante que nos recibe en el vestíbulo del Four Seasons de Seúl. Lo de que nos recibe es un decir, porque Kim Tae-Ri apenas nos mira por el rabillo del ojo cuando llega, puntual y rodeada de un remolino de representa­ntes, familiares, estilistas y, suponemos, amigos y/o familiares. El director de las películas de culto Old Boy o Sympathy for Mr. Vengeance eligió a la entonces debutante actriz surcoreana entre miles de candidatas para construir un personaje difícil de olvidar. Tierno e ignorante primero; sensual y fascinante después. El filme, una prodigiosa mezcla de las francesas Las diabólicas (por lo perverso del argumento, un triángulo de amor y traiciones) y La vida de Adèle (por la increíble fotografía y el erotismo lésbico a raudales), arrasó en crítica y llevó al director artístico de Kenzo, Patrick Guedj, a elegir a esta chica de mirada viva (y un poco dura, de entrada) como protagonis­ta de la nueva campaña del icónico perfume Flower by Kenzo. Por este motivo, conocer a la nueva ‘amapola’ de la maison –símbolo de la fragancia desde su creación en 2000 y sinónimo de libertad–, estamos en Seúl y nos encontramo­s en nuestro particular camarote de los hermanos Marx: una lujosa habitación de este cinco estrellas de Gwanghwamu­n, zona financiera que recibe este nombre por la puerta principal homónima del cercano palacio de Gyeongbokg­ung.

De la infinidad de buenos motivos que hay para viajar a la capital de Corea del Sur –que iremos desgranand­o en los párrafos siguientes–, el de conocer a Tae-Ri resultaba muy tentador. No todos los días se puede ver de cerca un talento avalado por Park Chan-Wook. Si el cineasta no da puntada sin hilo, tampoco LVMH, el gigante francés al que pertenece la firma de origen japonés y que ha elegido a esta joven intérprete que cumple 28 años este mes. “Estoy muy agradecida por esta oportunida­d”, subraya Tae-Ri. “Patrick Guedj vio La doncella y la energía de mi personaje influyó en su decisión”. El director creativo de Kenzo Parfums se confiesa apasionado de Japón y desconoced­or de Corea, si bien coincidimo­s con sus primeras impresione­s sobre Seúl y sus habitantes: “Son más latinos que los japoneses, más salvajes. Más parecidos al estilo europeo”.

Vemos, ahora sí, un poco de eso en la Tae-Ri sonriente y relajada, vestida con un jersey oversize rosa chicle y deportivas, al acabar la sesión de fotos. “Todo lo que me ha traído esta película, incluyendo este en-

cuentro con Condé Nast Traveler, es muy importante. No me había dado cuenta hasta ahora mismo, cuando os he conocido, de lo relevante que es todo esto”, comenta, olvidada ya la tensión contrarrel­oj de las fotos y las peticiones de los representa­ntes. Y se nos revela un poco niña: apenas ha viajado, a la cercana Taiwán (“¡Aún recuerdo la emoción que me produjo planear ese viaje y soñar con él antes de hacerlo!”) y a San Francisco, donde rodó el spot para el perfume. Si de la primera le gustó ir en bici por Taipéi, de la segunda destaca la multicultu­ralidad. Y muestra un genuino interés por descubrir nuevos destinos a través de nuestras recomendac­iones entre los típicos grititos coreanos, de cadencia inconfundi­ble para quienes hayan visto en versión original las películas de Chan-Wook o Joon-ho Bong (Snowpierce­r, Okja).

La ciudad natal de Tae-Ri produce un efecto similar al de ella en el visitante. Imponente al principio, un poquito gris, fría y sofisticad­a en sus hormigones y cielos de invierno, resulta divertida, joven, cálida y colorista vista de cerca. Tae-Ri dice amar y odiar por igual su propia ciudad: “Creo que es lo normal con el sitio en que vives”, se defiende con una gran sonrisa. Y en sus recomendac­iones se resume nuestro sentir hacia todo lo que nos ha cautivado de esta capital de más de diez millones de habitantes. En primer lugar, este es un destino para comer. De hecho, nos preguntamo­s, ¿cómo es que no ha cuajado tanto a nivel internacio­nal la cocina coreana como la japonesa o la china? En Seúl se come mejor que bien, y a precios asequibles. Las recetas son saludables y riquísimas, aunque, avisamos, el tema del picante va muy en serio y, a menudo, viene de serie. El kimchi es omnipresen­te, así como el güi (barbacoas coreanas), y el país promueve su cultura culinaria a través de mercados tradiciona­les como Gwangjang, Namdaemun o, más recienteme­nte, Tongin Market. La gama de delicias locales pasa también por fideos imposibles de encontrar en otro lugar. La actriz nos aconseja Pyongyang Myeonok, en el barrio de Gangnam-gu, donde sirven unos cold noodles (‘naengmyeon’ o ‘raengmyon’) de origen norcoreano que, al parecer, son la debilidad de Park Chan-Wook. “Cuando está de viaje los echa tanto de menos que toma agua de coco para consolarse, porque dice que le recuerda a la sopa que llevan, aunque no tiene nada que ver”, bromea. Una visita de noche al palacio Changdeokg­un, Patrimonio Cultural Mundial por la Unesco, es otra de sus sugerencia­s. Gran parte de los trece millones y medio de visitantes que recibió Seúl en 2016 buscaban la majestuosi­dad de las construcci­ones históricas, por donde pasean seulitas ataviados con trajes tradiciona­les, pero también la inamovible dignidad de barrios preservado­s como Bukchon

EN GANGNAM-GU S RVEN UNOS ‘COLD NOODLES’ QUE SON LA DEB L DAD DE PARK CHAN-WOOK

Hanok Village. Pero Seúl también cuenta con las credencial­es ‘oficiales’ de modernidad. Los títulos de World Design Capital y City of Design de la Unesco en 2010 muestran la voluntad; Dongdaemun Design Plaza, de Zaha Hadid, y Lotte World Tower, de la firma Kohn Pendersen, capacidad e identidad. La última se inauguró en 2017, es la torre más alta del país –la quinta del mundo– y contiene grandes almacenes, galerías, oficinas, apartament­os, un hotel de lujo de siete estrellas (chúpate ésa, Dubái), un acuario y una sala de conciertos para 2.000 personas. Por su parte, el fluido y ondulante proyecto de la malograda Hadid es un importante núcleo cultural que incluye museos, biblioteca­s y centros educativos. Aunque si algo marca los buenos propósitos de Seúl, quizá sea Seoullo 7017, una autopista de los años 70 convertida en jardín-pasarela, con más de 228 especies y subespecie­s. La ciudad en la que se reciben mensajes en el iPhone que advierten de terribles partículas en el aire, perjudicia­les para la salud, y la recomendac­ión de usar mascarilla, aspira a ser más verde, ecológica y peatonal.

Otro de los motivos para visitar la ciudad que, como Nueva York, presume de no dormir nunca (de madrugada, la gente está en los karaokes), puede ser el antropológ­ico. El megaéxito mundial de la canción Gangnam Style, coreografí­a incluida, fue sólo la punta del iceberg del Hallyu, nombre que hace referencia a la expansión cultural surcoreana, especialme­nte a través de películas y series de televisión (anime y K-drama). El pop coreano o K-pop fue el que hizo mundialmen­te famoso el barrio de Gangnam-gu, una especie de Campos Elíseos seulenses adornados con bonitos cafés y tiendas de lujo. Siendo un fenómeno global digno de estudio, el del pop no alcanza los extremos del K-Beauty. De hecho, el souvenir coreano por excelencia, como indicamos en nuestra sección homónima (pág. 154), son las mascarilla­s faciales

(aunque las hay corporales, de pies ¡y hasta de pechos!). De zonas comerciale­s como la colorida Myeongdong es obligado salir con bolsas repletas de ellas, y también de gadgets que rompen la barrera entre la infancia y el mundo adulto, y de ropa de marcas internacio­nales y diseñadore­s locales. Sin entrar en el boom turístico de la cirugía estética, que se prevé que en 2020 genere 3.500 millones de wones (2.359 millones de euros), las innovacion­es surcoreana­s en cosmética han conseguido que marcas de prestigio internacio­nal trasladen allí parte de sus cuarteles generales. La clave del éxito podría tener que ver con el sentido del humor –ojo a los envases y packaging, objetos de deseo en forma de animalitos y muñecos de todo tipo–, y el prestigio de la tradición asiática, con sus rituales que incluyen hasta diez pasos y el uso de productos menos habituales hasta hace poco en occidente, como las esencias. El ritual de las compras incluye disfrutar de los coloridos neones y los puestos de comida callejera que salen a cada paso. Para este menester, en el extremo occidental de la ciudad se encuentra Hongdae, el área de la Universida­d de Hongik. Llena de gente joven, energía y artistas callejeros, es uno de los lugares más sugerentes para perderse durante horas y disfrutar luego de la noche coreana. También vale la pena adentrarse en el subsuelo metropolit­ano. El Centro Comercial Subterráne­o de la Estación de Gangnam es una de las mecas para hacerse con prendas a buen precio, pero hay muchas otras como Goto Mall, el favorito de Tae-Ri, que se encuentra bajo la Express Bus Terminal Station.

Los buscadores de lugares ‘instagrame­ables’ (y con wifi) recalan a menudo en Yeonnam-dong, bastante popular entre los coreanos por sus originales restaurant­es y cafeterías. Pero el barrio emergente, nos cuentan, es Ikseon-dong, un viejo reducto de casas tradiciona­les que ha vuelto a la vida después de que algunos diseñadore­s instalaran ahí sus talleres. Para Tae-Ri, sus enclaves más especiales son el monte Namsan, un pico de 494 metros de altura en el corazón del Parque Nacional Gyeongju (“Me encanta hacer senderismo”) y, para pasear y comer algo, Daehakro, que también es territorio universita­rio, conocido por su escena teatral independie­nte. “Allí he pasado mucho tiempo con mis amigos y disfrutand­o de performanc­es”, recuerda. Y con una foto de grupo en la que hace el signo de la victoria, se despide de nosotros borrando todo rastro del séquito, las prisas, el gris...

EL BARR O DE HONGDAE EST LLENO DE GENTE JOVEN, ENERG A Y ART STAS CALLEJEROS

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 ??  ?? A la derecha, postal nocturna en el barrio de Gangnam-gu, que ha llegado a ser uno de los más visitados del mundo ‘por culpa’ de la canción de PSY Gangnam Style. Está lleno de buenos restaurant­es y tiendas y almacenes de lujo. A la izda., reclamo...
A la derecha, postal nocturna en el barrio de Gangnam-gu, que ha llegado a ser uno de los más visitados del mundo ‘por culpa’ de la canción de PSY Gangnam Style. Está lleno de buenos restaurant­es y tiendas y almacenes de lujo. A la izda., reclamo...
 ??  ?? En la otra pág. de arriba abajo, café-librería y paseantes en Hongdae, Park Sung Jo en su tienda de muebles Folkens Design Lab, en Yeonnamdon­g, y peluquería en Hongdae. En esta pág., Block Burger, en Hongdae, y Tae-Ri, con total look de Kenzo en la...
En la otra pág. de arriba abajo, café-librería y paseantes en Hongdae, Park Sung Jo en su tienda de muebles Folkens Design Lab, en Yeonnamdon­g, y peluquería en Hongdae. En esta pág., Block Burger, en Hongdae, y Tae-Ri, con total look de Kenzo en la...
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A la izda., ejemplo de arquitectu­ra en ladrillo en Hongdae. Debajo, dos chicas vestidas con trajes tradiciona­les coreanos. A la dcha., la actriz seulense Kim Tae-Ri posa vestida de Kenzo en Myeongdong. En las páginas anteriores, Tae-Ri en una suite del...
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Izda., en Hongdae: puesto de batidos, chucherías, atrezzo en la tienda de diseño Carin, transeúnte­s, comida callejera y un escaparate. En el centro, el palacio de Gyeongbokg­ung y un Lamborghin­i Gallardo en Gangnam-gu. En la pág. siguiente, Dongdaemun...
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