El desayuno
Italia no es famosa por sus desayunos, pero hemos saboreado la excepción.
Puglia rompe el tópico.
Han pasado 15 años desde que la abogada Maria Grazia Di Lauro compró una masseria (casa campestre de piedra) del siglo XV en Salento. Lo imaginó como un lugar de retiro en el que tanto ella como su marido pudiesen disfrutar de sus días como jubilados relajándose en compañía de sus amigos más cercanos. Pero, más que descanso, Maria descubrió su don innato para la hospitalidad, por lo que decidió convertir su paraíso personal en un hotel, allá por 2010. O, como explica su hija Chiara, “expandimos el significado de la palabra amigos”. Masseria Potenti sigue siendo un negocio familiar, con la matriarca presidiendo la cocina y unas 130 hectáreas rebosantes de higos, zarzamoras, granadas y aceitunas. La última vez que estuvimos aquí comimos tortillas con hierbas de la huerta y un buffet de pan friselle, una especie de mollete típico del sur de Italia. En definitiva, una rareza en un país en el que el desayuno no suele ser más que un asunto que se resuelve de pie y muy, pero que muy, rápido (masseriapotenti.it).