WILTONS
55 Jermyn Street St James’s, Londres; wiltons.co.uk
Jermyn Street es el epítome de la civilización británica. En sus aledaños se agolpan algunas de las tiendas que han forjado el mito del gentleman inglés, desde Alfred Dunhill a Lock & Co. Es allí, en el número 55 y frente a Hilditch & Key, donde se esconde la discreta puerta de Wiltons. Y es que la antigua pescadería que abrió George William Wilton en 1742, que fue proveedora de ostras de la Reina Victoria, que se vendió a un cliente que cenaba después de que le cayese una bomba enfrente durante la Segunda Guerra Mundial o que vestía a sus camareras como nannies para que su clientela aristócrata se sintiese como en casa, tiene tanta historia como el propio Londres.
A Wiltons conviene entrar con paso firme, como si se cenase allí todos los domingos por la noche. Preferiblemente envalentonado después de un Vesper Martini en el Dukes. Es un restaurante de barrio. De un barrio muy acaudalado, claro. El maître y los camareros huelen el miedo y la duda puede hacernos acabar en una mesa en medio del pasillo o junto a la puerta del baño. Pero, una vez cumplido el trámite y ubicado en la mesa, uno pasa de ser un cliente anónimo a convertirse en el Príncipe de Gales.
En sus mesas prima la opulencia, aunque los platos brillan por su sencillez. El recetario británico pasado por el tamiz francés. Producto local excelso: ostras de West Mersea y de Loch Ryan, cangrejos de Devon, anguilas de Lincolnshire o cigalas escocesas conviven con lenguados de Dorset
a la meunière que se engalanan junto a la mesa, bogavantes Newburg o Thermidor que se flambean en el gueridón o carros de carnes asadas con gravy y Yorkshire puddings que se sirven a la hora del almuerzo. Para integrarse debidamente en el ambiente conviene no pasar por alto las tortillas de caviar o de trufas, y tampoco esos espléndidos salmones ahumados de forma artesanal. La carta de vinos contiene verdaderas joyas a precios de barrio –de ese barrio, concretamente– y el servicio se mueve con soltura entre la formalidad y la familiaridad con que aquí se trata al vecino. Wiltons es el patio de recreo de los ricos y poderosos de la City. Pero, ¿a quién no le gusta sentirse príncipe por un día?