DÓNDE COMER
Duddell’s
9a St Thomas Street duddells.co/london Hasta la antigua iglesia de St. Thomas (siglo XVIII) llegó hace poco esta exitosa cadena de Hong Kong de comida cantonesa. Su must es el pato a la pequinesa pero todo, absolutamente todo, es delicioso: de los dumplings (caseros, de pollo, de ibérico, de cangrejo imperial…) a los noodles de langosta o las costillas de Angus ahumadas con vino tinto. Hay que probar los cócteles. Pero mucho ojo con las cantidades, son para dinosaurios. Eso sí, tiene un express
lunch menu por 25 libras (un chollazo).
Gong
The Shard, 31 St. Thomas St. gong-shangri-la.com A Pizarro le gusta de vez en cuando ir a tomarse unas burbujas al Gong. No sólo por las vistas de todo Londres (está en el piso 52 del Shard, el edificio de 95 plantas creado por Renzo Piano), sino también por su coctelería. Su carta está inspirada en directores de cine y sus películas. El Jurassic
Park, por ejemplo, viene con escorpión incluido.
Cinnamon Club
Great Smith St. cinnamonclub.com
Fine dining indio y el primero que se atrevió a innovar hace ya casi veinte años con recetas tradicionales. Remodelado totalmente en 2016, la cocina ha seguido por los mismos derroteros, y esos son los que Vivek Singh, amigo de José, continúa mezclando mucha tradición con hechuras modernas y dando peso, sobre todo, a caza y pescado. La cena puede empezar (de nuevo) con una copa de champán abajo para luego subir al comedor, forrado de madera y cuero, y dentro de la biblioteca original de Westminster, que lo rodea todo en dos alturas. Un lujazo.
The Wolseley
160 Picadilly thewolseley.com En pleno centro, en Piccadilly, este es uno de esos lugares que te recuerdan por qué Londres es Londres. Un sitio señorial que fue concesionario de coches de lujo en los años 20, banco, restaurante chino... y que se remodeló por completo en 2018. Para ir a tomar una taza de té en una vajilla antigua y con mucha ceremonia durante todo el día (huevos con frittata y haggis están entre sus especialidades, y también tiene buena repostería) o incluso a cenar una ensalada, carne al grill o sándwiches después de ir al teatro. Su interior es majestuoso, con suelos de mármol, enormes lámparas y grandes ventanales abiertos a la calle. En la parte de arriba tiene un reservado en el que a Pizarro le gusta reunirse con sus amigos.