PRAGA PARTE II PETRA
Había una vez una chica que viajaba cinco horas en tren después de ir al colegio “para intentar conseguir algún trabajo pequeño y sin importancia”. Entre los primeros recuerdos que Petra Nemcova tiene de Praga se cuenta uno iniciático: maquillarse en el tren que la traía de Karviná, su ciudad natal, a 400 km, cuando quería presentarse a castings de modelo. “Iba poniéndome la máscara de pestañas en el vagón, ¡me volví muy buena en eso!”, cuenta alguien que ha sido portada de las mejores revistas del mundo, ángel de Victoria’s Secret e imagen de firmas como Chopard y Clarins. “Volvía a casa a la una de la mañana y me levantaba al día siguiente a las cinco y media para ir al cole, que estaba a una hora y media de mi casa”. A Praga le guarda cariño por haber sido el lugar en el que empezó su carrera y la define como incomparablemente hermosa. “Siempre que vengo me atrapa su luz. Es mágica, muy romántica”. Si no está saltando de un continente a otro, fácilmente podrás encontrártela absorta en el museo de Alphonse Mucha, uno de sus rincones favoritos. Nos cuenta con emoción que conoció al nieto del artista y que sueña con tener un original. O de compras en la calle Parížská, comiendo en el sofisticado Kampa Park, al lado del río, en el italiano Kogo o disfrutando los deliciosos platos veganos de Etnosvet y Plevel. “Suelo llevar allí a mis amigos”, dice mientras apura el brócoli de su plato en el café Duke’s del hotel InterContinental.
Cuando asegura que los checos son constantes y que les gusta hacer las cosas paso a paso –los arriesgados, parece ser, son los eslovacos, aunque quizá cambies de idea si echas un vistazo a lo que hace la edición checa de Vogue desde que se lanzó hace unos meses–, está claro que habla de sí misma. “La gente aquí es muy agradable, cálida. Y mis amigos siempre dicen que las mujeres son muy guapas y que hay muy buena cerveza; una cosa al lado de la otra [se ríe]. Praga es deslumbrante”. También lo es ella, especialmente cuando habla de la ONG que creó tras sobrevivir al maremoto de 2004 de Phuket, en Tailandia. Dedicada a la construcción de colegios y casas para niños huérfanos por catástrofes naturales, Happy Hearts se ha convertido ahora en All Hands and Hearts y está enfocada también en dar primera respuesta. Hace unos meses, Petra habló en el American Institute de Los Ángeles junto a otras tres mujeres de su misma nacionalidad, destacadas en diferentes campos. “República Checa tiene una de las economías más florecientes de Europa y cuenta con muchos emprendedores. Es hermoso”. Utiliza estas palabras a menudo – it’s beautiful– mientras charlamos, sentadas en el pasillo del hotel porque no nos funciona la tarjeta de la suite. Pero se diría que ella se siente cómoda en cualquier circunstancia. En el puente Carlos, durante la sesión de fotos, se detiene a disfrutar del atardecer en el concurrido casco urbano, lleno de músicos callejeros y turistas, y practica una breve meditación. “Si no meditase, estaría muerta”, dice una mujer que confiesa vivir en sus maletas. “Mis dos Tumi –firma de la que es embajadora– son mi hogar. Nuestra base de operaciones está en Miami, pero yo vivo on the road ¡y me encanta! Soy nómada, gipsy, ciudadana del universo. Me siento como en mi casa en muchos países. Viajar es una bendición: abre tu mente, tu corazón, tu conciencia. Te hace ser más agradecido por ser tan bloody lucky, sean cuales sean tus retos”.
Pronto volvemos a su tema preferido: cambiar el mundo. Ya sea a través de su fundación –“Ahora la lideran voluntarios que trabajan seis días a la semana, son una gran inspiración”– o a través de una herramienta que conoce bien... la moda. En ese sentido colabora en la creación de looks de alfombra roja sostenibles con Eco-Age, la asesoría ideada por Livia Firth que ayuda a las marcas a ser más conscientes. Petra se suma así al Green Carpet Challenge, una iniciativa en colaboración con diseñadores como Vivienne Westwood y Alberta Ferretti. En ella también participa Andrés Acosta, estilista de esta producción. “Es un honor compartir el mensaje de que la moda ética puede ser preciosa. Hace poco visité la muestra Fashioned from Nature del V&A de Londres (hasta el 19 de enero) y me encantó ver el maravilloso vestido de Calvin Klein, cien por cien reciclado, que lució Emma Watson en la gala del Met de 2016. La moda sirve para expresarse, pero también para mejorar las cosas. Debe ser ética y respetuosa con el planeta. Es la segunda industria más importante y el mundo entero cambiará si cambiamos las reglas”, subraya Petra. Un buen modelo a seguir, apunta, sería el del sector del viaje. “En él se encuentran muchas empresas involucradas en aportar soluciones a la problemática del agua, por ejemplo”.
Sería una pena, nos dice antes de irnos, que sólo visitaramos Praga, y nos aconseja ir a Cesky Krumlov, en Bohemia del Sur. “De niños, a causa del comunismo, no podíamos viajar, y nos encantaban las historias de sus ruinas y castillos”. Sin duda, hay otros castillos checos interesantes más allá del de Kafka.
“DE PRAGA ME ATRAPA SU LUZ, MÁGICA, MUY ROMÁNTICA. Y LA GENTE ES AGRADABLE Y CÁLIDA”