Condé Nast Traveler (Spain)

EL SABOR DE LAS OLAS

El bodeguero Telmo Rodríguez y el chef Steven Snow nos citaron en Asturias para practicar surf y cocinar virreyes a la brasa.

- TEXTO Abraham Rivera FOTOS Diego Martínez

Un bodeguero y un chef nos convidan en Asturias.

Viste pantalón color verde aceituna y un jersey caqui roto en los codos, lo que le da un aire, si cabe, más informal. Se llama Telmo Rodríguez y el hombre de Robert Parker en España le definió, acertadame­nte, como un gentleman farmer. Es decir, uno de esos caballeros que, por mucho que caminen por el barro, siempre saben salir sin un manchurrón en sus zapatos. Telmo es uno de los grandes del vino, heredero de una bodega ilustre, Remelluri, que a lo largo de estos años ha sabido mantener su prestigio y adaptarse a las nuevas tendencias. Con él nos citamos en La Raposera, una bellísima casa de indianos construida a principios del siglo XX y reconverti­da en hotel hace poco más de siete años. El lugar se encuentra a escasos kilómetros de la sierra del Sueve, paraje repleto de hayedos del interior asturiano. Allí, bajo un cielo encapotado, Telmo presenta en sociedad a Steven Snow y su familia.“Nos conocimos en Australia. A los dos, además de unirnos la pasión por el vino, nos gustaba hacer surf”, comenta el viticultor sobre Snow, cocinero estrella de la televisión australian­a al mando de Fins, uno de los mejores restaurant­es de Oceanía, con un trato al producto como pocos al otro lado del planeta. “Telmo me dijo que en España había una gran tradición de cocina a la brasa, donde se trabajaba muy bien el pescado”, continúa Snow.

Telmo se encuentra como pez en el agua ejerciendo de anfitrión, esta es la enésima parada de un viaje que le ha permitido enseñar al chef de Byron Bay algunos de los mejores restaurant­es de la península. Los días previos Snow pudo cocinar, mano a mano, junto a personalid­ades como Ricardo Sanz, del Kabuki madrileño, o Aitor Arregui, al mando de Elkano. La trayectori­a de este enorme cocinero tampoco se queda corta. “Gracias a mi afición por el surf he podido recorrer países como Francia, Marruecos y Portugal haciendo también de cocinero”, comenta entre risas. Telmo le observa con orgullo y enseguida revela que a pocos kilómetros se encuentra la playa de Rodiles, una

de las mecas del Cantábrico si hablamos de tomar olas de gran tamaño. “Mañana a primera hora podemos hacer una incursión”, dice el winemaker con alma de surfero mientras pone a buen recaudo su tabla de Peta, la marca de Hondarribi­a que fabrica artesanalm­ente modelos de formas perfectas.

ENTRE BOCARTES Y DESCORCHES

Un vistazo rápido a Google Maps permite hacerse una idea de algunos de los tesoros gastronómi­cos que se ocultan en aldeas cercanas a Caravia, donde esa noche vamos a dormir. El Molín de Mingo, en Peruyes, cuyo arroz con pitu (pollo) es mágico; el asador La Cabaña, en Cangas de Onís, con un menú de fabada y cabritu por menos de 20€; La Huertona, en Ribadesell­a, para disfrutar de unos santiaguiñ­os o una merluza de pincho y, por supuesto, Casa Marcial, el restaurant­e de Nacho Manzano en Arriondas. ¿Parecen pocos? Aún hay más: Casa Eutimio (Lastres), Casa Mari (Castiello de Selorio), Las Vegas (Colunga), Fitomar (Playa España) o Lena, en Villavicio­sa. En esta última sidrería cenamos. Un espacio renovado que apuesta por darle una leve vuelta a la cocina de siempre. En su carta se ven bocartes (boquerones) rellenos de cabrales, curry de andarica, atún condimenta­do con un aliño balinés o un guiso de callos de bacalao y cangrejo de concha blanda. Esa noche, además, nos acompaña uno de los grandes cocineros del territorio español: Abel Álvarez, responsabl­e del éxito que vive Güeyu Mar, espacio donde Snow cocinará al día siguiente. “Mi trabajo consiste en no tocar casi el producto”, confiesa, modesto. Un arte en tiempos en el que muchos añaden todo lo posible para enmascarar una falta total de criterio.“Tenemos que empezar a poner en valor todo lo que nos rodea, desde los paisajes hasta nuestra gastronomí­a”, afirma Telmo. Su labor, no solo al frente de Remelluri, sino también de Compañia de Vinos Telmo Rodríguez, va por ese camino. Reconocer terrenos con historia vinícola a lo largo de la geografía española y hacerlos visibles, ofreciendo vinos que se encontraba­n escondidos bajo la tierra. De esta manera, Telmo y su socio, Pablo Eguzkiza, son capaces de vender algunas de las mejores botellas del panorama nacional. Ya sea una garnacha de Gredos como su Pegaso; un vino del Douro extrañísim­o, que Dirk Niepoort bautizó como Omlet (Telmo al revés); o un moscatel, Molino Real, elaborado como se hacían antiguamen­te en la sierra de Málaga. Hay unas declaracio­nes suyas que resumen perfectame­nte esto: “Es el momento de ser generoso con los demás. Hay que ayudar a los que están empezando, esa es la forma en la que debemos devolver al vino lo que el vino nos ha dado a nosotros”. La frase aparece en Nuevos viñadores, el libro que Luis Gutiérrez dedicó a todos esos genios locos del terroir. El viaje con Snow se suma a muchas iniciativa­s que Telmo ha llevado a cabo a lo largo de estos años con la idea de hacer comunidad y de compartir conocimien­tos.

¿Qué mejor manera de dar a conocer nuestra culinaria que mostrársel­a, in situ, a un entusiasta de la cocina que vive a casi veinte mil kilómetros de distancia?

FUSIÓN GOLD COAST

Cocinar en otro país implica adaptarse a sus productos. Si tuviéramos que medir el buen nivel de un chef por su capacidad para arreglarse con lo que tiene, Snow estaría entre los mejores. A la mañana, nos acercamos con él al mercado callejero de Ribadesell­a. Allí, en la calle de López Muñiz, a uno y otro lado de la vía principal, se arremolina­n puestos que ofertan manojos de flor de ajo, aguacates de El Correntíu, bollos preñaos, miel artesana y cabrales de zonas como Tielve o Sostres. El australian­o no pasa inadvertid­o entre los lugareños: huele los tomates, pregunta por las variedades de cilantro y analiza de forma detenida los tipos de patatas y pimientos. La gran avenida riosellana también se muestra como un espacio idóneo para el tapeo. Clásicos del aperitivo, y lo que se tercie, como el chorizo a la sidra, el pantrucu (morcilla), los bocartes o las parrochas (sardinas) llaman la atención de cualquier foráneo. Mesones donde el tiempo parece que se ha detenido hace treinta años, como El Bergantín, El Ancla y La Goleta, todos con su decoración marinera caracterís­tica, pero diferente, hacen que por un momento nos sintamos más asturianos que el propio Fernando Alonso.

Al otro lado de la localidad costera, en el paseo de Agustín Argüelles, espera Telmo Rodríguez enfundado en su neopreno. Es la segunda vez que se lo pone. La primera fue a las seis de la mañana para ir a Rodiles y coger algunas de las mejores olas del concejo. La playa de Ribadesell­a no es el lugar ideal para surfear, pero permite ver el nivel estratosfé­rico de Snow, un hombre criado en la Gold Coast australian­a.

La comida en Güeyu Mar es antológica. Steven sorprende con preparacio­nes como un taco de atún ligerament­e condimenta­do o un carpaccio de mero picante. Cocina de fusión, donde las verduras, compradas esa misma mañana, brillan en todo su esplendor. Por su parte, Abel hace alarde de las brasas, por las que lo mismo pasan unas ostras que un gigantesco virrey. Sus famosas conservas braseadas hacen de entrantes. No existen hoy día navajas, sardinas o berberecho­s enlatados que tengan tanto sabor. Mención aparte merece el escabeche habanero, con él realiza sus mejillones. Un sueño para cualquier amante del picante. Luisa Cajigal, su mujer y motor del restaurant­e, aprovecha para cerrar con un arroz con leche servido directamen­te del puchero. Unos platos que son el complement­o perfecto a los vinos de Telmo; blancos diferentes, como su Valdeorras, Branco de Santa Cruz, o El Transistor, probableme­nte el más cuidado Rueda que existe en el mercado. ¿Quién dijo que no existen los fines de semana perfectos?

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 ??  ?? 1. Virrey, el “rey” de la casa en Güeyu Mar. 2. El bodeguero Telmo Rodríguez, al frente de Remelluri y de Compañía de Vinos Telmo Rodríguez.
1. Virrey, el “rey” de la casa en Güeyu Mar. 2. El bodeguero Telmo Rodríguez, al frente de Remelluri y de Compañía de Vinos Telmo Rodríguez.
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 ??  ?? 3. Conservas braseadas en Güeyu Mar. 4. Abel Martínez, chef de Güeyu Mar, y Steven Snow, de Fins, en Australia . 5. Caballo rondando los alrededore­s del hotel La Raposera. 6. Emblemátic­a fachada del restaurant­e Güeyu Mar. 7. Hotel La Raposera, en Caravia.
3. Conservas braseadas en Güeyu Mar. 4. Abel Martínez, chef de Güeyu Mar, y Steven Snow, de Fins, en Australia . 5. Caballo rondando los alrededore­s del hotel La Raposera. 6. Emblemátic­a fachada del restaurant­e Güeyu Mar. 7. Hotel La Raposera, en Caravia.

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