VIDAS DE HOTEL
Kempinski Hotel Grand Arena Bansko, Bulgaria
En Bulgaria con una de las lady in red de Kempinski.
Que un trato de primera es lo que hace a un hotel excelente lo tienen muy claro en el grupo Kempinski. Hace diez años que dieron forma a esta filosofía con sus Ladies in red, presentes en todos sus hoteles del mundo y vestidas siempre de este color, con uniformes adaptados, eso sí, a cada cultura y tradiciones locales. Esta figura tiene en el de Bansko el nombre y apellido de Dani Lechova. Esta sofiota de 40 años se trasladó a los montes Pirin en 2005 para trabajar en el único Kempinski del país, que es también el único cinco estrellas de esta localidad. Su papel no se limita a dar la bienvenida a los huéspedes y mostrarles las instalaciones; ella personaliza su estancia y actúa como embajadora de una proverbial elegancia europea en peligro de extinción. Sus armas: hablar varios idiomas y conocer al dedillo el entorno. “También hay que ser de mentalidad abierta, proactiva y disfrutar del contacto con los huéspedes”, nos cuenta con prudencia Dani, que empezó como camarera en el lobby bar. Sus rincones preferidos del hotel (para saber más sobre él, lee nuestro reportaje en estas páginas) son la suite presidencial y el spa. “No dejéis de probar el masaje con aceite de rosas... ¡es muy búlgaro!”, sugiere. Podrás encontrarla en el vestíbulo, junto al conserje, donde vemos también algo inusual: una escalera para que los niños suban al mostrador y hagan su propio check-in, con un pasaporte infantil cuyos sellos se cambian por galletas. “Nuestros visitantes son muy leales, siempre vuelven porque les hacemos sentir como en casa”. O mejor (kempinski.com).