TENEMOS UNA INVITADA
Martina Klein es la cabeza y el alma de la firma de decoración Lo de Manuela, que, siempre viajera, se inspira en un Orient Express con vistas a la Navidad.
Era un crudo invierno de comienzos de los años 30 cuando el detective Hércules Poirot recorría cada uno de los compartimentos del Orient Express, que por aquella época era uno de los trenes más lujosos del mundo. Casi un siglo después, es Manuela quien nos sumerge en este icónico viaje por ferrocarril que partía de la capital francesa con rumbo a la antigua Constantinopla. Y, en esta ocasión, no es la novelista Agatha Christie la artífice de esta aventura, sino la modelo Martina Klein junto a su equipo.
Lo de Manuela, así de misterioso es el nombre con el que ha bautizado a su firma de decoración, casi tanto como la identidad del personaje principal de esta historia. “Manuela es una viajera con una sensibilidad exquisita y mi socia en este proyecto”, nos cuenta Martina, conservando ese suspense que nos mantiene enganchados a los periplos de la trotamundos que inspira con sus experiencias cada una de las colecciones. “Hija de diplomáticos, Manuela se crió viajando. España era tan solo la impronta de su pasaporte. Sus verdaderas raíces se encontraban desperdigadas por todos los países en los que había vivido”, nos relata su página web, donde también hallamos su reciente temporada. Estambul, París y Londres son las tres paradas de las rutas que ofrece el actual Expreso de Oriente, en las que ha encontrado las pistas necesarias para resolver las siguientes cuestiones: ¿Qué pue
do regalar esta Navidad? ¿Cómo adorno mi casa? Las primeras pesquisas salieron a la luz en Estambul, un caleidoscopio donde Manuela se prendó del mestizaje propio de una tierra que se encuentra a caballo entre dos mundos. Así, embriagada por los aromas y caprichos visuales que le regalaba la ciudad, logró averiguar cuál sería el material clave para que Martina y compañía pudieran ponerse manos a la obra: el terciopelo lavado. El color topo y diferentes tonalidades de azul han servido tanto de lienzo como de estampado para dar vida a una amalgama de piezas entre las que destacan los bellos cojines con bordados en lino y sobretintados a mano. A su vez, la cara fría y azulada de este destino se complementa con la línea 1930, Estambul Especias, donde el burdeos y el naranja colorean desde mantas de lana –con coquetos motivos Paisley– hasta mantelerías.
El anhelo de conseguir más pistas llevó a Manuela hasta la Ciudad de la Luz. La esencia parisina se conserva en una colección que ha sucumbido al encanto de la toile de Jouy –presentando escenas de animales sobre fondos crudos– y en la que el gris evoca esa elegancia que caracteriza a la capital francesa. Durante la travesía, Martina seguía los pasos de su fiel ayudante. “Me resulta más fácil viajar por trabajo, soy bastante casera. Dedicarme a un proyecto que me permite viajar tanto ha hecho que, de manera indirecta, sea una enamorada de conocer nuevos lugares”, confiesa la creadora de Lo de Manuela. Hija de arquitectos, Martina Klein siempre ha sentido una pasión irremediable por el interiorismo: “Me emociono al ver espacios abandonados o edificios antiguos. Imagino posibles rehabilitaciones o cómo los vestiría con textiles”.
Un entusiasmo que se desprende también de 1930, Londres. Manuela cruzó fronteras para, a través de estampados jacquard, una vajilla de brillos sutiles y tejidos verde acacia, desvelar la solución final a aquellos que aún no han conseguido solventar el rompecabezas de la decoración navideña: es tan fácil como sumar a Manuela a la lista de comensales. En cuanto a qué obsequio posar a los pies del abeto (y de la cama), le damos la palabra a Martina: “Mi pieza favorita es un throw de terciopelo y lino. Es muy gustoso y está disponible en varios colores”. Aunque los artículos pueden adquirirse en algunas tiendas físicas, nos recomienda consultar previamente el catálogo online. Este mes, el proyecto cumple tres años, durante los cuales ha demostrado que encontrar la iluminación en los viajes no es una quimera. Como bien dijo monsieur Poirot: “Lo imposible no puede haber sucedido”. Y a los hechos nos remitimos (lodemanuela.com).