Exprimer ministro de Francia
–Una Constitución es un contrato, no es un trozo de papel, y Cataluña está en ese contrato, que se puede reforzar. Yo creo que el Gobierno central ha hecho bien en aplicar con inteligencia ese artículo 155 y convocar elecciones lo más rápido posible. Las elecciones no son por la independencia y deben dar un resultado –así lo espero—que permita un nuevo ciclo político y de salida de esta crisis porque la única manera de salir es con el diálogo, la política y la democracia.
–¿Y si vuelven a ganar los independentistas?
–Eso lo decidirán los catalanes, pero lo que ha pasado queda y todo el mundo tiene una responsabilidad. No puede haber una agenda independentista. La reacción de Europa, la huida de los dirigentes catalanes –otros están en prisión por no respetar la Constitución– , las mismas elecciones, la crisis económica en Cataluña –las empresas que han huido, la bajada del turismo–, todo esto puede costar caro a España.
–Un referéndum binario, de sí o no, resolvería el problema?
–Es difícil para mí entrar en este debate del referéndum. No veo yo a España aceptando un referéndum solo para los catalanes. Hay gente que dice: ¿cómo es que el señor Valls acepta un referéndum en Nueva Caledonia? Pero Nueva Caledonia está a 20.000 kilómetros de París, a 24 horas de avión, es un territorio de 250.000 personas, que está en un proceso de descolonización. No tiene nada que ver. Desde mi punto de vista, Cataluña es España y todo proceso de autodeterminación me parece completamente equivocado.
–¿Qué haría Francia en un proceso similar, en Córcega, Bretaña, Alsacia…?
–Francia no habría permitido que se llegara a esta situación.
–¿Qué quiere decir?
–Si un presidente de región quisiera organizar un referéndum para salir de Francia, por la independencia, la ley francesa se aplicaría con la misma severidad y los jueces de forma independiente, como en España, los enviarían a la cárcel.
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