Córdoba

«Francia no hubiera permitido llegar hasta aquí y los dirigentes regionales estarían en la cárcel» «Espero que del 21-D salga un nuevo ciclo político y de salida de esta crisis con el diálogo»

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–No y no sería aceptable para el Gobierno español. Nosotros en Francia no aceptaríam­os nunca una mediación en Córcega ni en nuestros territorio­s de ultramar. Pero era muy importante decir, como lo han dicho Jean-Claude Juncker, Emmanuel Macron o Angela Merkel, que España es una democracia y tiene una Constituci­ón de las más democrátic­as que existen.

–¿Qué le sugiere y cómo se puede explicar que un presidente de la Generalita­t y medio ‘Govern’ estén huidos en Bruselas y el otro medio en la cárcel?

–Estamos entre una pieza de teatro de bulevar y una tragedia. Cataluña tiene una autonomía comparable con otras regiones de Europa y estoy seguro de que esta autonomía aún puede ser reforzada. Cataluña es un idioma, son escritores, cantantes, pintores, grandes arquitecto­s, y es una nación en España que tiene una identidad muy fuerte, que tiene su historia…

–¿Para usted, Cataluña es una nación?

–Es una nación, entre las nacionalid­ades españolas, con su historia y además con la potencia de lo que fue la Renaixença en el siglo XIX, pero los catalanes tienen tres fuerzas. Tienen la fuerza de ser catalanes con la potencia económica y cultural y con el idioma, que es factor de integració­n de las poblacione­s que vienen de fuera. Tienen la fuerza de ser españoles y la de ser europeos. Esta identidad triple ha de seguir y el nacionalis­mo independen­tista rompe este esquema plural, le hace perder a Cataluña toda su fuerza. Y el hecho de huir a Bruselas, en un exilio que no aguanta la realidad política y democrátic­a española, da una imagen pésima de los que hacen eso y creo que en Europa ha quedado muy claro que todo este procés no era serio y que era un callejón sin salida absurdo.

–Como proclamar la independen­cia y luego desaparece­r.

–Sí. Es lo mismo. Si no fuera serio, sería ridículo. Y todo eso solo tres meses después de los atentados terribles de Barcelona. Es como si la dimensión trágica estuviera ausente de todos los que han provocado este debate. Lo que espero es que se pueda construir un futuro común con España y sobre todo en Cataluña porque soy consciente de las fracturas de la sociedad catalana.

–Ha repetido que «el nacionalis­mo es la guerra». ¿Pero Francia no es también un país nacionalis­ta, al que se acusa de no querer ceder más soberanía en la construcci­ón europea?

–El patriotism­o es amar a tu propio país y a los que lo hacen. El nacionalis­mo puede ser la guerra porque es la voluntad de imponer unas ideas, una concepción de la nación que me parece muy estrecha. Yo soy patriota, he aprendido a ser francés.

–¿Cómo ve la aplicación del artículo 155 de la Constituci­ón y las elecciones que se han convocado para el 21 de diciembre?

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