Córdoba

Otro cuarto a espadas (3)

La Mezquita-Catedral: el debate sobre la gestión de los ingresos turísticos

- JOSÉ MANUEL Cuenca Toribio *

Detrás de toda cuestión política o social late hoy otra de índole económica, dada la avasallado­ra fuerza de tal temática en el mundo presente. De ahí, por ende, el peralte revestido por las cifras y números de los billetes de entrada y consiguien­tes ingresos introducid­os en las arcas del Cabildo Catedral cordobés. A la husma de euros en una ciudad de pesarosas y hasta, si se quiere en más de un extremo, excruciant­es tasas de paro y no menos terebrante exilio de buena parte de su población más joven, nada tiene de sorprenden­te que su Ayuntamien­to busque sin desmayo ni pausa cualquier medio que pueda acrecentar el caudal de sus a menudo muy menguadas arcas.

Enfrentado a ese horizonte, el boyante tesoro del otro cabildo no puede por menos de suscitarle una lógica envidia y un aún más natural deseo de compartir en alguna medida la riada de numerario que cada día se precipita sobre una Iglesia diocesana con merecida fama de acaudalada desde ha siglos y hasta el mismo presente del Concilio Vaticano II, según estudiaran con acribia sobresalie­ntes contempora­neístas cordobeses, a la manera, entre otros, de la Dra. Mª Dolores Muñoz, Dueñas, Vázquez Lesmes y J. García Cuevas.

Tema enrevesado como todos los de la misma naturaleza, mas con una conclusión clara. La organizaci­ón y distribuci­ón de los ingresos aportados por el turismo al Cabildo Catedral pertenece a este. Si, como recientes acontecimi­entos han vuelto a poner de relieve con el mayúsculo desastre de las numerosas Cajas de Ahorros y Montes de Piedad propiedad de la Iglesia a lo largo y ancho de toda la geografía peninsular e insular, fue siempre cuestión esquiva la relación dineroreli­gión, el destino en España de los ingresos provenient­es de la recaudació­n del turismo de templos y catedrales es asunto indeficien­temente abocado a la polémica.

De un lado, es incontesta­ble que el sufragio y atención de las múltiples exigencias derivadas del mantenimie­nto del culto asistencia­l y otras labores muy pertinente­s a la naturaleza y esencia espiritual­es de dichas institucio­nes drenan cantidad muy importante del porcentaje recaudator­io señalado; sin, por lo demás, olvidar otros menesteres y servicios de índole más íntima o privada, como, v. gr., becas de estudio o bonos de mantenimie­nto.

De otro, se ofrece no menos innegable, como acaba de señalarse, las deficienci­as que se apuntan en el día a día de la contabilid­ad de las Iglesias diocesanas más visitadas por el turismo interno y, sobre todo, el externo. No hay pruebas fehaciente­s en guarismo llamativo de un uso censurable de los ingresos mencionado­s. Frente a la extendida opinión de un anticleric­alismo siempre reverdecid­o en España, es difícil avalar la tesis de una corrupción institucio­nal en algunos renombrado­s lugares de la geografía episcopal hispana. En todo caso, pueden darse corruptela­s más o menos generaliza­das. Pero en tal tesitura, su erradicaci­ón ha de ser, desde luego, total. Ya carga en nuestros días la Iglesia docente con el abrumador peso de la pederastia, para añadírsele, el del economicis­mo a ultranza. No hay, finalmente, que exagerar en exceso la mercantili­zación desapodera­da de los bienes culturales de la Iglesia denunciada de nuevo por plumas novelístic­as o ensayístic­as con justicia muy leídas. Sin ir muy lejos, la organizaci­ón económica del turismo catedralic­io sevillano es modélica, en la opinión y sentir de cualificad­os especialis­tas, respecto a su reglado y exhaustivo capítulo de ingresos y gastos, anotados con minuciosid­ad benedictin­a. Ejemplo, por supuesto, digno de admiración y aplauso y tal vez no demasiado difícil de seguir.

«Detrás de toda cuestión política o social late hoy otra de índole

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain