El ejército rebaja a 1,55 metros la altura mínima de las aspirantes
Anteriormente se exigía la misma medida para ambos sexos
El Ministerio de Defensa anunció ayer la modificación de la altura mínima requerida en las futuras convocatorias para el acceso a las Fuerzas Armadas, estableciéndola ahora en 155 centímetros para las mujeres y en 160 centímetros para los hombres (para ellos no cambia, pues ya era ese el baremo). Anteriormente se exigía la misma altura para ambos sexos, con lo que se discriminaba a las mujeres al ser diferente la estatura media, por sexo, de la población española. Además, el Ministerio cumple así con una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) de octubre del pasado año en contra de establecer unas estaturas mínimas comunes para ambos sexos. También la Fiscalía de la Comunidad de Madrid solicitó la estimación de una demanda interpuesta por una opositora que aspiraba a entrar en el Ejército y a la que se exigía, al igual que a los hombres, tener una estatura mínima de 160 centímetros. Esta modificación fue pedida también por la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados a iniciativa de Ciudadanos, que advirtió de que un tercio de las mujeres españolas quedaban excluidas del acceso a la escala de oficiales de las Fuerzas Armadas por no llegar a los 160 centímetros de estatura.
La decisión del Ministerio de Defensa evita también que puedan existir requisitos distintos de estatura dependiendo si se ingresa mediante acceso directo o por promoción y trata de mantener unas tallas mínimas similares a las de los países del entorno de España «que permitan obtener la calidad física necesaria, compatible con las exigencias operativas de nuestras Fuerzas Armadas».
Margarita Robles también actuará para evitar la discriminación que pueda producirse por el hecho de utilizar diferentes prendas de uniforme e incluirá en las bases de futuras convocatorias modificaciones respecto a los tatuajes. Esta decisión llega tras la polémica generada por dos aspirantes al cuerpo de psicólogos de las Fuerzas Armadas que fueron rechazadas por lucir tatuajes en los pies, que podían ser visibles con el uniforme de falda. Ambas denunciaron este hecho por considerar que suponía una discriminación.