Dos proyectos distintos
La ley de muerte digna tiene por objeto regular los derechos de las personas «que se encuentran ante el proceso final de la vida», que tendrán acceso a «cuidados paliativos integrales», incluido, si es necesario a causa del dolor que sufren, una «sedación paliativa» que pueda acortar su vida. También se contempla el derecho a morir en el domicilio o el lugar que designe el enfermo. Y en el caso de que la asistencia requiera internamiento hospitalario, se le permitirá el acompañamiento de familiares, allegados y el auxilio espiritual que desee, siempre en una habitación indivi- dual. La proposición de ley para regular la eutanasia, promovida por el partido socialista, prevé, por su parte, atender el deseo de morir de aquellos enfermos que se enfrentan a un sufrimiento «insoportable», que dependan para vivir de otras personas, pero sin que sea necesario que sufran una dolencia que les conduzca a la muerte. El caso de Ramón Sampedro es el más conocido, pero hay muchos otros de personas que sufrieron situaciones similares. La ley tal como está planteada eliminaría del Código Penal el castigo por inducir o cooperar en el suicidio. De hecho, la norma prevé tanto el suicidio médicamente asistido – la autoadministración por parte del enfermo de una sustancia mediante prescripción y ayuda médica– como la eutansia propiamente dicha, que supone la administración de la sustancia que acabaría con su vida por parte del médico. P. M.
La propuesta del PSOE eliminaría del Código Penal el castigo por inducir o cooperar en casos de suicidio