Los sindicatos piden no dejar sin oxígeno el marco del diálogo social
UGT y CCOO temen que los compromisos con Bruselas eliminen los márgenes de negociación El Gobierno ya ha enviado a Europa las claves de las reformas, salvo las de pensiones y la laboral
Los sindicatos UGT y CCOO advirtieron ayer al Gobierno de que evite establecer compromisos con Bruselas incompatibles con la negociación en el marco de la mesa de diálogo social, en relación con la reforma laboral y la reforma de las pensiones. «Los compromisos con la Unión Europea no pueden ser tan taxativos como para dejar sin oxígeno las mesas de diálogo social», avisó el secretario general de CCOO, Unai Sordo, al término de la reunión de la mesa de diálogo social sobre el plan de recuperación que debe guiar el acceso a los 140.000 millones de los fondos europeos asignados a España.
Con este encuentro se da continuidad a las reuniones del pasado 16 de noviembre con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a la del 27 de noviembre que lideró la propia titular de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. Esta vez, además de la ministra y los representantes sindicales y patronales (Antonio Garamendi, de CEOE, y Gerardo Cueva, de Cepyme), participaron los cinco ministros económicos del Gobierno (Teresa Ribera, Reyes Maroto, Yolanda Díaz, María Jesús Montero y José Luis Escrivá), que presentaron ante los agentes sociales las líneas generales de las reformas y planes de inversiones en los que está trabajando el
Ejecutivo para recibir el dinero europeo.
Según explicó Calviño, el plan que se enviará a Bruselas está formado por 30 grandes componentes en los que se recogen 170 reformas para modernizar la estructura productiva del país con cuestiones relativas a la educación, el turismo, la salud, la vivienda, la política agrícola y pesquera, la movilidad sostenible, la energía, la justicia o la modernización de la administración, así como reformas en el ámbito laboral y de las pensiones. Durante diciembre fueron enviados ya 28 de esos 30 componentes; sin los relativos a la reforma laboral y de las pensiones. Respecto a estas últimas, antes se prevé «una reunión con los agentes sociales» para «exponer» si la «aproximación» formulada «está alineada con lo que esperan», indicó la ministra.
De cada uno de esos componentes, la Comisión Europea espera cierto grado de detalle, concreción y análisis, avanzó Calviño, y eso es lo que se estaría haciendo en el ámbito laboral y de las pensiones: «Identificar los principales elementos de reforma para mejorar la estructura de los contratos, la negociación colectiva, las políticas activas de empleo, reducir la dualidad del mercado laboral, modernizar el funcionamiento de los servicios públicos de empleo (17 reformas conforman este paquete) y lo mismo en el ámbito de las pensiones». En este sentido, los sindicatos han pedido al Gobierno «conocer el contenido concreto de los documentos» –algo que Calviño aseguró que les remitiría la próxima semana– para evitar que España llegue a compromisos con Bruselas «que dejen sin margen al diálogo social».
SIN «ACTOS DE FE» «No vamos a hacer
⁄ actos de fe», advirtió Sordo, a pesar de que, según reconoció, el Gobierno les ha asegurado que «habrá márgenes y el diálogo social jugará una parte importante». «Se deduce del conjunto de la reunión que va a haber margen para el diálogo social, pero nosotros no conocemos las fichas ni el contenido de las 170 reformas. Solo podremos opinar cuando las hayamos leído y podamos decir si hay suficiente margen o no. En todo caso, le hemos dicho al Gobierno que si no hay margen no cuenten con nosotros para la negociación. No se puede ser más claro», remachó el secretario general de UGT, Pepe Álvarez.
Por su parte, tanto el presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, como el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, pidieron «prudencia» al Ejecutivo porque «cualquier reforma hoy puede llevar al traste ese esfuerzo máximo que está haciendo el mundo empresarial y los trabajadores» y «realismo» para que se tenga en cuenta en las propuestas «la situación en la que estamos».
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Los presidentes de Cepyme y la CEOE piden «prudencia» y «realismo»