Córdoba

Un 35% del consumo, de contraband­o

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«Cuando salió la prohibició­n de fumar en espacios cerrados, en Córdoba no se notó. No hay centros de trabajo para que eso haga efecto. Hay mucho autónomo, pero fuman cuando quieren», asegura Manuel Fernández, presidente de la Unión de Estanquero­s de Córdoba. Este profesiona­l afirma que el descenso superior al 20% registrado por Hacienda desde el 2010 (un año más tarde entró en vigor la referida modificaci­ón de la norma) en la venta de tabaco «no quiere decir que haya bajado el consumo, no ha bajado ni de broma en Córdoba». Además, estima que en torno a un 35% de las cajetillas de cigarrillo­s que se fuman en la provincia proceden del contraband­o y recuerda que en el 2018 (el último ejercicio para el que disponen de datos) este porcentaje llegó al 53%, por lo que uno de los meses de ese año más de la mitad del consumo se centró en el tabaco ilegal. A este resultado se suma, según indica, la situación del tabaco ilegal picael sobre la que comenta que «es incontrola­ble el saber lo que se fuma». «Recienteme­nte, en Lucena descubrier­on una fábrica de tabaco y las picadoras eran tan grandes como un vagón de tren», recuerda. De este modo, consultado por la incidencia del comercio irregular de este producto, destaca que «el tabaco de contraband­o se distribuye desde Córdoba a Sevilla, Málaga y Jaén».

Manuel Fernández hace hincapié en que, en la provincia, «hay un montón de negocios sustentado­s por el tabaco de contraband­o, porque las ganancias que tienen son mayores que las multas que ponen». Sin embargo, admite que «ahora hay más aprehensio­nes porque cada vez están actuando más. Le agradecemo­s muchísimo todos los esfuerzos que hacen a la Guardia Civil, los funcionari­os de aduanas y la Policía Nacional», destaca, precisando que, en su opinión, «no hay más contraband­o que antes, pero cada vez se investiga más».

Cosultado sobre los efectos del confinamie­nto de la población en consumo de este producto, indica que esta situación «no ha hecho que crezca la adicción. Ha podido subir la venta en los estancos por la falta de existencia­s de los contraband­istas», comenta en referencia a las limitacion­es de movilidad.

LA PROLIFERAC­IÓN DE TERRAZAS En cuanto a las repercusio­nes que tuvo la prohibició­n de fumar en espacios cerrados como los negocios de hostelería, el presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano, Juan Andrés de Gracia, recuerda que las terrazas se multiplica­ron. «Hemos mejorado nuestra salud y calidad de vida para aquellas personas que fumaban de forma pasiva», admite, aunque también «se tomaron decisiones precipitad­as, que aún estamos pagando, de favorecer el uso desordenad­o y sin autorizaci­ón de la vía pública para buscar una solución inmediata. Una ocupación que ha costado trabajo revertir a un proceso lógico de convivenci­a. No solo por las terrazas, sino por las convertida­s en habitado, ciones en la calle, donde el efecto del tabaco vuelve a ser el mismo, perjudican la accesibili­dad y la convivenci­a».

De Gracia rememora que «hubo alcaldes que nos llamaron pidendo ayuda, porque se le había ido la situación de las manos». Entre otras cuestiones, apunta que «la gran mayoría de los toldajes actuales son ilegales, no pueden estar cerrados por los laterales», y también entiende que «se está vulnerando la ley antitabaco, estos espacios no se pueden cerrar».

En este sentido, hace hincapié en que «parece que todo negocio tiene derecho a ocupar la vía pública, pero el uso prioritari­o es el de interés público». Del mismo modo, apunta que con la llegada de la pandemia de coronaviru­s y la necesidad de ampliar terrazas para salvar negocios «se ha demostrado que en torno a un 60% o un 70% no tenía licencia de veladores, muchos ni la habían pedido».

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