Córdoba

El primer secretario del PSC llega a su cargo institucio­nal más relevante tras cuatro décadas al servicio del partido El ‘fontanero’ de la Moncloa vuelve otra vez al Gobierno

- JOSÉ RICO

MIQUEL ICETA

complejo escenario de pactos tras los comicios, el organismo no se reactivará de la misma forma.

Ni Madrid, donde residió en su etapa de diputado, ni la Moncloa, donde trabajó como miembro del Gabinete de la Presidenci­a, son territorio­s desconocid­os para Iceta. Aun así, según los planes de Sánchez, el regreso del líder del PSC a la capital española debería haberse producido antes, hace un año y medio, cuando el jefe del Ejecutivo intentó que presidiera el Senado,

Miquel Iceta vuelve al Gobierno. Es probable que la gente más joven no recuerde hoy que el nuevo ministro de Política Territoria­l conoce bien la Moncloa desde hace unas cuantas décadas porque ya trabajó en ella. Si una profesión le endosaban en sus inicios políticos, esa era la de fontanero. Así se conocía en el argot político de los años 90 del siglo pasado a aquellos que trabajaban al más alto nivel de un Gobierno pero siempre en las bambalinas, moviendo los hilos, manejando la trastienda del Ejecutivo. A la sombra de Narcís Serra y de Felipe González se fogueó Iceta (Barcelona, 1960) durante años antes de hacerse con

una posibilida­d que el independen­tismo frustró. Después, tras las elecciones generales en noviembre del 2019, su nombre sonó con fuerza para incorporar­se al Ejecutivo.

La trayectori­a de Darias es más corta, pero la nueva ministra de Sanidad tampoco llega a esta cartera como una completa novata. Lleva ya un año en el Gobierno. Desde su antiguo departamen­to, ha participad­o junto a Illa en el Consejo Interterri­torial que reúne las riendas del socialismo catalán, en el que ha mandado mucho pero con el que nunca hasta ahora había asumido un cargo institucio­nal tan relevante. Pese a ello, su cualidad de hábil y astuto negociador, admitida hasta por sus adversario­s y clave en la labor que le espera con las comunidade­s autónomas, le hace conocedor de todos los recovecos de la política.

Por sus manos han pasado negociacio­nes tan enrevesada­s como las del tripartito en 2003, el Estatut en 2006 y el acuerdo federalist­a entre PSC y PSOE en el 2013. Su papel en este último episodio le convirtió en una figura muy valorada y respetada en muchos sectores el PSOE, aunque también ahondó los recelos de aquellos al Ejecutivo y a las comunidade­s autónomas para intentar pactar medidas frente al virus. A Darias, como a Illa, se le retrata como una dirigente de carácter templado, con capacidad para mantener buenas relaciones con la oposición. Pero llega a Sanidad en un momento especialme­nte complicado: en plena tercera ola, con los contagios batiendo récords, las comunidade­s autónomas pidiendo al Gobierno que se mueva y el reparto de vacunas sometido a altibajos por los problemas de las farmacéuti­cas.

En la oposición, la salida de Illa sigue dando motivos de crítica. La portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Cuca Gamarra, mantenía ayer que la sociedad se pregunta ahora si las decisiones del Gobierno ante la pandemia se han tomado por interés político o por interés general y aseguró que el Gobierno de Sánchez es un Ejecutivo «sin cabeza» que opera como «acelerador» de la crisis.

que ven al socialismo catalán demasiado proclive a pactos con el soberanism­o. Y eso que fue bajo su batuta cuando el PSC dio inequívoco carpetazo al derecho a decidir de Cataluña con el que el partido había llegado a flirtear.

Para esta legislatur­a, Sánchez le quería para presidir el Senado pero ERC no le apoyó. El presidente del Gobierno se ha desquitado de aquello llevando ahora al Consejo de Ministros al que fuera uno de sus barones más fieles, quizá el que más, en su pulso con los críticos del PSOE.

Iceta ha sido la cara del PSC durante los años del procés, en los que ha buscado un difícil, a veces imposible, equilibrio entre la oposición a las iniciativa­s del Govern –las leyes de ruptura, el referéndum del 1-O y la declaració­n unilateral de independen­cia– y la mano tendida a la «reconcilia­ción».

De carácter dialogante, el líder del PSC, uno de los primeros políticos en salir del armario, se ha caracteriz­ado por un lenguaje cultivado en la lectura. Ha sido capaz de rebatir un argumento de forma rápida sólida, y con la misma agilidad bailar al son del Don’t stop me now de Queen.

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Miquel Iceta.

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