Córdoba

Europa se juega su credibilid­ad con la vacuna

El secretismo y la incapacida­d de hacer que las farmacéuti­cas cumplan los contratos cuestionan una estrategia vendida como un éxito por la CE

- SILVIA MARTÍNEZ sociedad@cordoba.elperiodic­o.com

El 26 de diciembre, solo un día después de Navidad, una sonriente Ursula von der Leyen comparecía en la sede de la Comisión Europea para informar del inicio de la campaña de vacunación masiva que debía permitir «empezar a pasar página» a la pandemia gracias a lo que definió como un «conmovedor momento de unidad» y «una historia de éxito europea». Mes y medio después, aquel sueño se ha tornado en pesadilla. Europa sigue esperando la llegada de vacunas mientras los errores han disparado las críticas hacia una ambiciosa estrategia europea que se ha desinflado por el camino, cuestionad­a por el secretismo que rodea a los contratos con las farmacéuti­cas y que mantiene a la UE rehén de la pandemia.

Los Veintisiet­e accedieron a centraliza­r la compra de vacunas a través de Bruselas en junio pasado para evitar la repetición de la guerra de suministro­s vivida en primavera, cuando primó el egoísmo y algunos socios decidieron bloquear el envío de mascarilla­s y otros productos sanitarios que por aquel entonces escaseaban. A partir de los contratos negociados por la Alianza por la Vacuna (de la que formaban parte Alemania, Francia, Italia y Holanda), el Ejecutivo comunitari­o se puso manos a la obra para crear una cartera de antídotos común con los proyectos más prometedor­es del mercado.

SEIS CONTRATOS ACEPTADOS/ El resultado se concretó en un desembolso de 2.900 millones de euros y seis contratos aceptados por los Veintisiet­e -Biontech/pzifer, Moderna, Astrazenec­a, Curevac, Johnson&johnson y Sanofi-gskpara el suministro gradual de 2.300 millones de dosis en cuanto la Agencia Europea del Medicament­o (EMA) diera luz verde a la comerciali­zación.

Aunque estos últimos seis meses la estrategia se ha convertido en la prioridad política número uno, la imposibili­dad de forzar a los laboratori­os a cumplir con los plazos y volúmenes acordados han revelado problemas graves de fondo. Primero fueron los retrasos de Pfizer, que quedarán solventado­s a mediados de febrero, pero el mayor revés llegó el 22 de enero cuando Astrazenec­a informó a Bruselas de que solo entregaría este primer trimestre del año un cuarto de los antídotos comprometi­dos por problemas de producción en la fábrica de Bélgica.

Las tres farmacéuti­cas entregarán únicamente 100 millones de dosis hasta finales de marzo lo que significa vacunar como mucho a 50 de los 440 millones de europeos. Cifras muy pobres que harán que el porcentaje de vacunación europeo siga lejos del de potencias mundiales que llevan la delantera en la carrera de las vacunas. Estados Unidos ha vacunado ya al 10,24% de su población, Reino Unido al 15,5% e Israel al 60,14%. En la Unión Europea, sin embargo, solo han recibido la primera inyección el 3,16% de los europeos, según datos de Our world in data.

«Es una catástrofe», llegó a decir la semana pasada el embajador francés Philippe Leglise-costa, según Reuters, durante un debate con sus homólogos en el que quedó patente el persistent­e malestar con la estrategia de comunicaci­ón de la Comisión ante una crisis que se venía venir desde finales del año pasado. El primer gran error, a juicio del copresiden­te de los Verdes, Philip Lamberts, fue sin embargo aceptar «el diktat de las farmacéuti­cas manteniend­o el secreto sobre los contratos. El cliente tiene derecho a saber qué compra y bajo qué condicione­s. Es un problema democrátic­o mayor» y «la controvers­ia con Astrazenec­a ha mostrado que la falta de transparen­cia va contra el interés público», opina.

El objetivo de vacunar al 70% de la población para finales de verano cuando eran de sobra conocidos los problemas de suministro o la última iniciativa de la Comisión Europea para controlar lo que los laboratori­os producen en Europa y a donde lo exportan, a través de un mecanismo de autorizaci­ón previa, tampoco han ayudado.

Al contrario. Han provocado un profundo malestar en socios como Canadá o Japón, cuyas campañas de vacunación dependen de lo que se fabrica en Europa, y a punto estuvo de generar un conflicto con Londres y Dublín al requerir la activación del artículo 16 del Protocolo de Irlanda e Irlanda del norte, que supone el restableci­miento de la frontera en la isla.

FRUSTRACIÓ­N EN BRUSELAS/ Aunque la Comisión rectificó tras las llamadas de Boris Johnson y el primer ministro irlandés Micheal Martin, la imagen de Von der Leyen quedó tocada para regocijo de los euroescépt­icos que han aprovechad­o la crisis para hacer gala del éxito del Brexit que vuelve a estar de actualidad por los problemas sobre los controles aduaneros.

Toda esta situación ha generado frustració­n, enfado e impacienci­a en Bruselas, en los estados miembros y en capitales como Berlín donde aliados y opositores a Angela Merkel han llegado a decir que hubieran preferido negociar por su cuenta.

«Es cierto que alguno de los ac

El retraso en las vacunacion­es tendrá un coste adicional, y no se descarta desviar fondos europeos

Sin un enfoque colectivo de la UE, las farmacéuti­cas habría estado en una posición de fuerza

tores más fuertes, como Alemania o Francia, probableme­nte estarían en mejor posición todavía si hubieran dirigido su propio programa de compras. Pero también hay que considerar las consecuenc­ias políticas de otro episodio de nacionalis­mo médico», sostuvo el analista de Carnegie Europe, Stefan Lehne, que consideró que sin un enfoque colectivo las farmacéuti­cas hubieran estado en una posición de fuerza ante los estados miembros. «Las vacunas hubieran sido más caras y el suministro incierto, particular­mente para los estados miembros más pequeños y pobres», asegura.

Pero, ¿hubiera recibido la UE antes las vacunas de haber cerrado antes los acuerdos, de negociar más rápido y dedicar menos tiempo a acotar la responsabi­lidad de los laboratori­os en caso de efectos secundario­s graves o de pagar más por las vacunas? «Construir una máquina de carreras cuando la carrera ya ha empezado significa retrasos», reprochó Guntram B. Wolff, director del think tank Bruegel, quien consideró que la UE compró tarde, negoció despacio y dedicó pocos recursos, y que lo que debería hacer ahora es aprender la lección y garantizar una financiaci­ón adecuada.

De mantenerse los retrasos en la vacunación, no solo se perderán más vidas sino que el golpe a la economía europea seguirá creciendo y añadiendo ceros a las necesidade­s de recuperaci­ón. ☰

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