El covid y la lluvia se alían para solo tener un 53,5% de participación
Una abstención de récord. Ya fuera por el miedo al contagio, por las adversas condiciones meteorológicas, por las disuasorias imágenes de colas en las calles, por un comprensible sentimiento de hartazgo ante el bloqueo de la situación política o por simple desinterés, la realidad es que casi la mitad de los 5.368.881 catalanes con derecho a voto optaron por desentenderse de las elecciones que decidían la composición del ‘Parlament’ y, de forma indirecta, el próximo presidente de la Generalitat. La cifra de participación, un triste 53,53%, casi 26 puntos menos que hace tres años y dos meses, es la más baja jamás registrada en unos comicios autonómicos desde la restitución del autogobierno catalán. Un fracaso democrático en toda regla pese a la seriedad y la consistencia de los atenuantes. Las encuestas publicadas en las últimas semanas que adelantaron pronósticos de participación (no todas lo hicieron) habían augurado porcentajes que iban del 54% al 62%. En esta ocasión, hasta los cálculos más agoreros pecaron de optimismo. En representación de la ‘Generalitat’, el ‘conseller’ Bernat Solé compareció para tachar de «previsible» y «normal» el descenso de la participación en un «contexto de pandemia». También destacó que en Cataluña las expectativas venían condicionadas por la extraordinaria movilización que se registró en los comicios del 2017.