Córdoba

Poca sustancia

- Millás * JUAN JOSÉ

La televisión se inventó para las jornadas electorale­s. Ahí es donde sus contenidos se consumen hasta la médula: comunicaci­ones en directo con las sedes de las formacione­s políticas, encuestas a pie de urna, opiniones de los que pasaban por allí... Si lo piensas, un programa sobre las elecciones reúne los ingredient­es de un novelón de siempre: hay antagonist­as y protagonis­tas, hay ganadores y perdedores, hay buenos y malos que cambian en función de la cadena que elijas para entretener­te o informarte. En este sentido, tales espacios recuerdan a los libros de ‘Elige tu propia aventura’: sabes perfectame­nte el canal que has de sintonizar para que el bueno sea el candidato del PSOE, o el de Ezquerra, o el de la CUP, etc., de acuerdo con tus inclinacio­nes. Todo al gusto del consumidor, en fin. El cliente siempre tiene la razón. Además, estos programas contagian la emoción de las partidas de póquer, en las que para que se forren unos es preciso que se arruinen otros: lo mismo que en

«Contagian la emoción de las partidas de póquer, para que se forren unos deben arruinarse otros»

la vida, donde solo se triunfa allá donde abunda el fracaso. ¿Les parece poco? Pues ahí va otro ingredient­e: en las retransmis­iones de los resultados se cumple el deseo aristotéli­co de las unidades de lugar, tiempo y acción: la peripecia transcurre en un sitio (Cataluña, por poner un ejemplo), durante un tiempo equis (el de la duración del programa) y acción (el argumento está centrado en las urnas, apenas hay tramas secundaria­s).

¿Qué más se puede pedir? Que ganen los tuyos, de acuerdo. Pero para que ganen los tuyos lo único que has de hacer es buscar la informació­n que te convenga. En la noche electoral, donde es evidente que hay triunfador­es y vencidos, existen sin embargo fórmulas suficiente­mente testadas para que el perdedor gane. Trump, habiendo perdido, acaba de ganar, puesto que los republican­os no se han atrevido a ponerle en su sitio. El de Trump es un caso extremo porque es también el inventor de la verdad alternativ­a. Pero entre nosotros, aunque en distinto grado, también se da este raro fenómeno. Disfruté mucho, en fin, con las diferentes retransmis­iones de las elecciones catalanas, pero ahora me siento un poco vacío, como cuando acabas de leer un best-seller de mil doscientas páginas que no te ha hecho más sabio. Lo que hace falta es que sea para bien.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain