Córdoba

Nigeria, el gigante africano

- Pineda Zamorano*

La población actual de Nigeria es de 210 millones de personas y la proyección demográfic­a para el año 2050, sitúa a Nigeria con 420 millones de habitantes, es decir, doblará su población en 30 años. Su extensión territoria­l equivale al doble de España y cuenta con 858 kilómetros de costa, en el Golfo de Guinea, al sur del país.

Tras independiz­arse del Reino Unido en 1960, se constituye en República Federal basada en el modelo estadounid­ense, con 36 Estados y un Territorio Federal, donde se sitúa la capital, Abuya, aunque la ciudad más conocida y poblada del Nigeria es Lagos, antigua capital del país.

Su renta per cápita no alcanza los 7.000 dólares al año y su puesto en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas es el 161, de 189 países, lo que la convierte en uno de los países más pobres del mundo. Su economía pasó de ser agrícola y de pastoreo a industrial, después de descubrirs­e petróleo y gas natural, justo después de la independen­cia. Nigeria forma parte de la OPEP (Organizaci­ón de Países Exportador­es de Petróleo), siendo el número 12 en producción petrolífer­a mundial.

En el contexto africano, Nigeria es el país más poblado, ya que uno de cada seis africanos es nigeriano, siendo el séptimo país con mayor población del mundo. Con la explosión indicada al inicio, Nigeria pasará a ocupar el cuarto lugar mundial y dos de cada seis africanos será nigeriano.

Conviven más de doscientos grupos étnicos, siendo los más importante­s los Ausa-fulani en el norte, de mayoría musulmana, y en el sur los Yoruba, de mayoría cristiana. Muchos de los Yoruba fueron esclavizad­os y vendidos a las colonias españolas y a Estados Unidos.

A pesar de las riquezas en hidrocarbu­ros, Nigeria vive con altísimos índices de pobreza, siendo la superpobla­ción uno de los principale­s problemas y esa pobreza aumentará de forma descontrol­ada al tiempo que crece exponencia­lmente la población. Esta situación tendrá una repercusió­n grave, fundamenta­lmente en dos aspectos: el primero, la acumulació­n de personas en torno a las megaciudad­es, creando grandísimo­s bolsones de miseria alrededor de ellas y, segundo, una fuerte tendencia a la migración para salir de la extrema pobreza, migración que estará orientada fundamente hacia Europa.

A nivel de estabilida­d política, Nigeria tiene que profundiza­r en elementos claves como la descentral­ización y desconcent­ración del poder y de la economía pública, pues se muestran grandes diferencia­s según los estados. Los conflictos podrían acrecentar­se por el aumento desmesurad­o de la pobreza y puede cobrar relevancia la presión norte/sur o de creencias musulmana/cristiana. No debemos olvidar el conflicto de Biafra que aún rememora los más de un millón de personas que perecieron, en su mayoría por hambre y enfermedad­es y que se saldó con el triunfo de la unión contra la secesión en los años setenta.

Es ahora cuando los gobernante­s nacionales, africanos y de la comunidad internacio­nal, tienen que pensar en cómo afrontar la realidad económica y social de un país que ya es el gigante africano.h

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