23-f: cuarenta años después
▶ Varios diputados cordobeses rememoran las tensas horas vividas en 1981 ▶ Mientras la tropa se acuartelaba, la ciudad vivió la intentona con una calma tensa
Hoy hace 40 años, el teniente coronel Antonio Tejero Molina entraba, pistola en mano, en el Congreso de los Diputados acompañado de unos cientos de guardias civiles -la mayoría de Tráficoen el que ha sido el momento más delicado de los 42 años de democracia en España.
Varios diputados cordobeses se encontraban en el hemiciclo en ese momento: José Javier Rodríguez Alcaide, José Miguel Salinas, Manuel Gracia, Carmelo Casaño o Antonio Delgado de Jesús valoraron horas después de su liberación los momentos de tensión vividos durante el secuestro. Fue en una rueda de prensa en la ciudad, posible gracias a que el presidente de la Diputación Provincial de entonces, Diego Romero, dispuso de un vehículo que se desplazó a Madrid para recogerlos y traerlos a Córdoba, en donde ofrecieron un encuentro con los medios para regresar posteriormente a la segunda votación que había de investir al nuevo presidente, Leopoldo Calvo Sotelo, que sucedía a Adolfo Suárez.
A pesar de la aparente tranquilidad de los no pocos cuarteles que había entonces en el casco urbano cordobés, los movimientos preventivos existían. El más llamativo, el acuartelamiento de todos ellos, cortando permisos y haciendo dormir en las instalaciones militares aquel 23-F a los soldados de la tierra, que entonces disfrutaban del conocido «pase de pernocta». A pesar de todo, la tranquilidad era absoluta y las noticias de que en la sala Saint Cyr se celebraba un concurso de misses o que Híper Córdoba pasaba a llamarse Pryca se mezclaban con el paro de dos horas de Secem y Electromecánicas en defensa de la democracia, reafirmada dos días después en una gran manifestación en la ciudad.