El ‘vacunagate’ acecha al presidente argentino
La oposición critica la inoculación de al menos 70 allegados
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, atraviesa quizá el peor momento de su mandato por la pandemia y el mayor hundimiento de la economía. Como si fuera una lluvia radioactiva, la vacunación preferencial de al menos 70 personas, buena parte de ella funcionarios, ha tenido un efecto corrosivo sobre su Gobierno y le ha obligado a echar a Ginés González García, el hombre que hizo resurgir de las cenizas el ministerio de Salud que había sido degradado a secretaría bajo la administración anterior. Argentina araña los 52.000 muertos por covid-19. Los contagiados son más de dos millones. En este contexto salió a luz el vacunatorio vip o vacunagate, que ha esparcido una ola de indignación social. Un fiscal se ha lanzado a investigar el caso. Fernández se ha mostrado indignado. «Detesto los privilegios; no los ejerzo ni me valgo de ellos», ha dicho.
☰ y la reacción de Cuomo, que ha admitido un «error» pero ha quedado lejos de una disculpa y ha atacado duramente a sus críticos, han hecho además que se exponga su estilo agresivo e intimidatorio.
El miércoles pasado se sumó al intenso escrutinio a Cuomo una acusación de acoso sexual. La hizo una antigua ayudante, Lindsey Boylan, que en diciembre ya denunció que el gobernador creaba un «ambiente tóxico de equipo» y le acusó de haberla acosado durante años, algo que entonces Cuomo también negó. Boylan cuenta ahora varios episodios, de un beso no deseado y otras conductas inapropiadas de Cuomo.
Varios legisladores democrátas han condenado los hechos, en unos casos más directa que en otros, del supuesto comportamiento con Boylan. Desde las filas republicanas se ha aprovechado para pedir de nuevo su dimisión.
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