Los trabajadores de Tempo urgen a Urbanismo que permita abrir el club
▶ La plantilla lamenta que pese a los modificados de obra no tengan luz verde
Los trabajadores de Tempo Resort Sport Club demandan una solución de urgencia a Urbanismo, que aún no ha permitido la apertura de estas instalaciones de La Salle y que supusieron una inversión de 10 millones. Los trabajadores del complejo muestran su «desesperación» ante una situación que la pandemia no ha hecho sino agravar, y han iniciado una serie de movilizaciones para dar a conocer la gravedad de una historia que se remonta a 2017, cuando La Salle, promotor del proyecto, recibió la licencia que permitía dar luz verde al complejo.
En un comunicado remitido a CÓRDOBA, los trabajadores recuerdan que la construcción de las instalaciones generó 200 empleos y que la idea fue impulsar un proyecto educativo y deportivo de vanguardia, que de momento está paralizado. Asimismo, lamentan la oposición a la iniciativa que protagonizó «un pequeño grupo de vecinos» que temían que ocasionara molestias al vecindario. «Comprendemos a quien prefiera vivir en absoluta tranquilidad y lo respetamos, pero la prosperidad de una ciudad no debería depender del deseo de tres personas que antepongan el silencio absoluto en su chalet al desarrollo de su ciudad y la oportunidad laboral para muchas personas», dicen. Asimismo, la plantilla que está sin trabajar desde hace un año, cuando se declaró el estado de alarma, subraya la incertidumbre que tiene sobre su futuro. «Tengo dos hijas. Que en un momento tan duro como éste se nos esté haciendo algo así es incomprensible», afirma una empleada.
Recuerdan que Tempo abrió sus puertas en octubre de 2019 de la mano de un equipo de profesionales ilusionados con ser parte de «uno de los mejores clubes de Europa», ofreciendo un servicio de salud y educación deportiva a los alumnos de La Salle y a muchos cordobeses. Urbanismo sostiene, por su parte, que las condiciones en las que el proyecto debe llevarse a cabo solo permiten un uso para La Salle en horario escolar, de modo que no se permite un uso lucrativo independiente del educativo. Esta circunstancia «sorprende a los promotores y a los responsables de Tempo», ya que, recuerdan, «el colegio de La Salle es un equipamiento privado que genera lucro y es una normalidad contrastada en Córdoba que numerosos colegios explotan sus espacios deportivos fuera del horario escolar». «No es lógico, en la situación en la que nos encontramos que exijan a los proyectos que vienen de camino, lo que no se les exige a los que ya están funcionando», señalan en la nota.
El centro estuvo cinco meses en funcionamiento, pero aunque en un principio contó con una declaración responsable para su apertura, posteriormente le fue denegada «en solo unas horas». «Teniendo en cuenta el tiempo de respuesta que Urbanismo nos ha ofrecido en la mayoría de los procedimientos, nos sorprende la celeridad concedida a este trámite, considerando el número tan amplio de expedientes anteriores que tendrán por atender», dicen.
Tampoco entienden cómo la licencia de 2017 autorizaba la construcción de pistas deportivas en la cubierta del edificio y ahora los técnicos dicen que «los espacios exteriores ya no serían de uso deportivo». Aseguran que se han realizado numerosas modificaciones de obra solicitadas por Urbanismo «asumiendo costes elevados» para obtener la licencia que permitiese abrir el comedor y la guardería del colegio». Por último, informan de que en diciembre entregaron los últimos requerimientos, pero que aún no han recibido luz verde para abrir el centro. El presidente de la GMU, Salvador Fuentes, asegura, por su parte, que están trabajando «estrechamente» con La Salle en la solución, pero dice que «la celeridad no depende de Urbanismo sino del encaje del proyecto y sus usos en la legalidad urbanística». «Es prioritaria para todos la licencia y le urge al colegio», reconoce.
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