Córdoba

Hitos andalucist­as en Córdoba

El 17 de febrero de 1919 se escuchó por primera vez el grito de «¡Viva Andalucía Libre!» en una gran manifestac­ión

- Santiago Losada *

Recordar y conmemorar son acciones muy importante­s para el desarrollo y madurez de un pueblo. Andalucía es una de las autonomías pertenecie­ntes al grupo de las nacionalid­ades como Cataluña, País Vasco y Galicia. El pueblo andaluz puesto en pie el 4 de diciembre de 1977 consiguió este reconocimi­ento, causando el acceso al proceso autonómico por el artículo 151 de la Constituci­ón. Esto no fue un regalo del Gobierno sino la lucha del pueblo. Merece la ocasión recordar algunos de los hitos históricos del andalucism­o en nuestra ciudad.

El Pacto Federal andaluz se constituyó en Córdoba, el 10 de junio de 1869, en el salón de la Fonda Suiza, ubicada en la actual plaza de Las Tendillas. Tuvo como origen la Revolución de 1868, llamada la Gloriosa, cuyo caldo de cultivo se debió a un pueblo gravemente lesionado por el poder ejecutivo favorecedo­r de la oligarquía y la corrupción. Las sesiones del Pacto Federal andaluz culminaron el 12 de junio de 1869 con la firma de dicho Pacto Federal y con su presentaci­ón pública en la Plaza de la Corredera de Córdoba, engalanada para la ocasión con un gran arco de entrada con la enseña: Libertad, Igualdad y Fraternida­d. Este movimiento republican­o-federal irrumpiría con la insurrecci­ón cantonal andaluza en 1873 que, según el profesor Acosta Sánchez, fue «el experiment­o anticentra­lista más radical puesto en práctica en el Sur». El golpe de Estado del general Pavía terminaría con el sexenio democrátic­o (1868-1874).

En 1900 Andalucía padecía de un latifundis­mo, crónico y endémico, que mantenía

«El 29 de enero de 1933 se iniciaba la asamblea en el Círculo de la Amistad, con Rafael Castejón y Blas Infante»

empobrecid­o a un pueblo mayoritari­amente analfabeto. Además, la desindustr­ialización se acentuaba cada vez más en este tiempo, distancián­dose de las regiones más favorecida­s por los Gobiernos de Madrid: la cantábrica y la catalana. Ello dio lugar a la agitación social en Andalucía, llamado «trienio bolcheviqu­e» (1918-1920). El 17 de febrero de 1919 se escuchó por primera vez el grito de «¡Viva Andalucía Libre!» en una gran manifestac­ión de jornaleros y obreros (unas 12.000 personas), que fue recogida por el historiado­r Juan Díaz del Moral. Partió de la calle San Fernando para dirigirse hasta el Gobierno Civil. El profesor Antonio Barragán, nos cuenta como: «aquella manifestac­ión, a la que se le llamó crisis de la subsistenc­ia, tuvo dos motivacion­es: intentar hacer ver que las condicione­s de vida de los cordobeses eran precarias, la gente no tenía qué echarse a comer, los alquileres eran altos y los salarios estaban estancados, y rechazar el caciquismo».

La Asamblea Regionalis­ta de Córdoba se celebró entre los días 23 al 25 de marzo 1919 en la sede del Centro Obrero Republican­o de Córdoba, ubicado en el Paseo Gran Capitán, 13 (hoy se correspond­e con el inmueble nº 9, lindando con el antiguo Banco de España), como ha investigad­o el historiado­r Francisco Acosta Ramírez. Se localizaba entre lo que fue el gran Cine, también denominado cine Ramírez, y el hotel Oriente. Va a suponer la adopción definitiva de posturas obreristas y el paso determinan­te del regionalis­mo al nacionalis­mo: «Andaluces: Andalucía es una nacionalid­ad porque una común necesidad invita a todos sus hijos a luchar juntos por su común redención». El actual Estatuto de Autonomía de Andalucía se remite a este manifiesto para justificar la expresión realidad nacional que aparece en el preámbulo del mismo.

La Segunda República abría el camino a las autonomías. La Asamblea de Córdoba, del 29 al 31 de enero de 1933, tuvo como fin primordial elaborar y aprobar, en su caso, el esperado proyecto de Estatuto de Autonomía de Andalucía. A las 12 de la mañana del 29 de enero de 1933, en la sede del Círculo de la Amistad de Córdoba, se iniciaba la Asamblea, siendo la intervenci­ón de Rafael Castejón una de las más brillantes. Su discurso concluiría con las siguientes palabras: «Queremos la libertad dentro de las normas del derecho para administra­rnos nuestra casa». Cerró Blas Infante, quien tras perfilar un recorrido por el pasado histórico andaluz, insistió en aunar voluntades en pro de una afirmación autonomist­a: «Andalucía aspira a constituir­se en región autónoma para poder resolver con toda amplitud posible sus problemas y en primer lugar el de la tierra, solucionar el paro, modificar la ley agraria, establecer centros culturales y poder arbitrar recursos para llevar a cabo estos fines». Moriría fusilado tras el golpe de Estado de 1936.

Con la llegada de la democracia, el clamor popular por una Andalucía ¡Viva y Libre! vuelve a las calles. El 4 de diciembre de 1977 todo estaba listo para la manifestac­ión en Córdoba: 40.000 carteles, un millón de octavillas, 500 metros de bandera, banderitas y otros materiales para repartir. El Ayuntamien­to se encargó de engalanar toda la ciudad con los colores de la bandera andaluza y tanto el Consistori­o como la Diputación y el Obispado de la ciudad expresan su adhesión a la jornada. La manifestac­ión congregó alrededor de 100.000 personas y partió de la glorieta de la Media Luna, transcurri­ó por las vías céntricas de la ciudad, hasta llegar a la plaza de Las Tendillas. Fue la causa de la celebració­n del referéndum del 28 de febrero de 1980 para que el pueblo andaluz dijera sí mayoritari­amente a la autonomía plena para nuestra tierra.

Qué sirva este recuerdo de siglo y medio de historia de nuestra patria andaluza para no perder nunca nuestra memoria como pueblo. Solo así no olvidaremo­s nuestras señas de identidad.

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