«Yo solo miro que el Córdoba esté metido entre los tres primeros»
NAHUEL ARROYO Jugador del Córdoba CF
Fichar por el Córdoba CF puede ser un regalo o una maldición. En todo caso, es una oportunidad formidable. A Nahuel Arroyo (Gerona, 1995) lo seguían en la casa blanquiverde desde hace tiempo. Llegó en este mercado invernal, cuando las cosas no iban del todo bien en El Arcángel, y su irrupción se ha dejado sentir. El club apostó fuerte por él -le ha hecho un contrato largo- y el veloz extremo está dejándose ver en la competición. Su gol ante el Linares le convirtió en protagonista de un partido determinante, un nuevo punto de inflexión para un Córdoba que se la jugará en los tres próximos choques. Y ahí estará Nahuel, preparado para hacer su trabajo y cumplir un objetivo personal que coincide con el del colectivo en el que trabaja: dar un salto de categoría.
– A sus 25 años, se embarca en un proyecto de envergadura y con vinculación hasta 2023.
– Para un jugador es importante tener una estabilidad, aparte de la confianza en el proyecto, que es plena. Vengo aquí para intentar subir a Segunda División. El equipo tiene que estar mentalizado para eso, ojalá lo consigamos.
– ¿Qué le ha parecido el Córdoba CF como club?
– Estoy muy contento, cuando haces un cambio de equipo, de vestuario, tienes la intriga de ver cómo será todo. Pero estoy contento por todo, la confianza es plena en el objetivo, el vestuario es espectacular, con gente increíble, y el personal del club también es muy agradable.
– El equipo se quitó un gran peso de encima ante el Linares.
– Era importantísimo ganarle al Linares, en caso de perder o empatar el objetivo era muy complicado. Noté un poco de tensión y nervios en el equipo durante la semana, y también en el partido. Pero es muy bonito ganar así, con un gol en el 85, le da un plus de emoción. Pero si ahora pierdes con el Real Murcia lo que has hecho no tiene ningún tipo de importancia.
Quedan tres finales y si no consigues puntos no se conseguirá el objetivo.
– En lo personal, vino para aportar desde el principio.
– A nivel de confianza creo que he mejorado bastante respecto al Albacete, debido a que me han dado los minutos. Pero a nivel físico es verdad que me noto que estoy bastante cargado de piernas. Vengo sin jugar durante mucho tiempo. Entrenar es importante pero lo que te da la chispa es competir en los partidos.
– ¿Qué tal es su relación con Pablo Alfaro?
– Es un entrenador muy cercano. Cuando estaba cerca de fichar por el Córdoba CF me llamó por teléfono y me dio buenas sensaciones. Y aquí contento. Nos transmite la cercanía tan importante, el feeling entre jugador y entrenador.
– ¿Y el vestuario? ¿Cómo le han acogido? ¿Le ha tocado ya pagar alguna comida?
– Me ha tocado porque soy un poco despistado, de hecho creo que debo una ronda de pinchos por llegar un poco tarde a un entreno. Son cosas del fútbol, a veces te toca pagar y ya está.
– ¿Qué compañero le ha sorprendido más para bien?
– Llevo tan poco tiempo, apenas 180 minutos, que aún no les conozco bien. Pero ese feeling entre jugadores se consigue con meses, con entrenos, con partidos. Es interesante Del Moral, un jugador joven con un futuro prometedor. Y Piovaccari, que ha estado en Primera y con 36 años es un luchador nato.
– Supongo que no le sorprenderá la exigencia que se respira en torno al club. ¿Cómo la vive?
– Yo ya sabía que el equipo estaba ahí, que si perdía un partido tenía la presión de ganar sí o sí. Vine a eso, a luchar por estar arriba, sabiendo que la Segunda B no es fácil, cada partido cuesta mucho sacarlo.
– ¿Cuál es el objetivo del equipo? – Evidentemente, el ascenso. Nos pagan para conseguirlo y la gente que no esté con la ambición de subir creo que es un fallo. El objetivo está claro, clarísimo.
– ¿El liderato sigue siendo posible?
– Hasta que las matemáticas no digan que no… El líder está a cuatro puntos, quedan tres partidos, ninguno va a ser fácil porque todos se juegan cosas. – ¿Miran por el rabillo del ojo al otro subgrupo?
– No, solo miro entrar entre los tres primeros, que es la meta principal. Lo otro ya llegará.