«Disculpen, tengo algo nuevo que decir»
Tomo café con un amigo músico una soleada y gélida mañana de marzo en San Agustín. Le enseño en el móvil los primeros compases de la Primera Sinfonía de Beethoven. Le pregunto: «¿Qué ocurre aquí, en el primer compás, qué hace que este comienzo suene tan singular, tan inestable tonalmente?». Primero se excusa: me dice que la composición no es su especialidad. Luego, con curiosidad, le echa un rápido vistazo. Finalmente, con ojos divertidos, me responde: «La sinfonía está en do mayor, pero en vez de comenzar con esa nota, lo hace con la dominante de la subdominante. Y hace tres intervalos inusuales, dominante-tónica, antes de llegar a un resplandeciente do mayor, que es la tonalidad que le corresponde al movimiento». -Empezar así tu primera sinfonía, de esta forma tan valiente, indica una seguridad y una madurez extraordinarias. Por otro lado, es lógico. Beethoven la publicó cuando ya tenía 30 años...
- Sí. Ahí se nota que no compuso sinfonías hasta estar seguro de poder decir algo nuevo...
Sentir que se está preparado para decir algo nuevo. Y decirlo. He ahí la clave. En una época impactada aún con los fenómenos prodigiosos, como fue el caso de Mozart, que escribió su primera sinfonía a los ocho años, y con una sociedad musical tan activa, tan demandante de sinfonías y conciertos que alimentaran la bulliciosa vida musical alemana, que otro niño prodigio se desentendiera del circo de la edad para inaugurarse en la reina de las formas musicales, la sinfonía, refleja, adedo, más de una firmeza de carácter, un altísimo nivel de autoexigencia. No hacer mientras no se tenga nada que decir. Decir exactamente aquello, y solo aquello, que sea una contribución. En el mundo de la sinfonía lo hizo hasta nueve veces distintas.
¿Existe una edad adecuada para decir algo nuevo? ¿Sobreestima la sociedad el talento prematuro? ¿Qué decir y cuánto decir no es el primer deber, y el primer drama, del artista?
Mañana y el viernes, a las 19.00 horas, tendrá lugar el primer concierto del díptico que ha preparado la Orquesta antes y después de Semana Santa para homenajear el 250 aniversario del músico alemán, acontecido realmente en 2020. Sonará Haydn, su bellísima
Sinfonía Concertante, y la Primera sinfonía de Beethoven. CURRO CRESPO