Trabajo destapa 9.907 falsos autónomos en un solo año
La nueva norma para plataformas ataja el fraude en el ‘delivery’ pero no en el resto de sectores En el 2020, la Inspección de Trabajo tramitó 66,8 millones de euros en multas por estas prácticas
Alfonso se dedica al reparto. Una empresa le asigna los pedidos y, a través de una aplicación, le marca las rutas que debe seguir durante toda la jornada. Sale a trabajar a las siete de la mañana y no acaba hasta las nueve de la noche. Y si no reparte, no cobra. Es él quien debe costearse el vehículo, la gasolina, el teléfono móvil a través del que opera y la cuota de la Seguridad Social a final de mes. Alfonso, nombre ficticio para preservar su anonimato, es autónomo y una vez entre en vigor la nueva Ley Rider seguirá siéndolo.
La norma del trabajo en plataformas que prevé aprobar el Gobierno no anda un camino nuevo. Aunque sí lo hace por primera vez en camino inverso. Pues igual que ahora los riders quedarán anclados explícitamente en el Estatuto de los Trabajadores como asalariados, en 1994 una ley excluyó del mismo a los transportistas de vehículos comerciales, como a Alfonso, que reparte para Seur. «Fue una concesión expresa al sector del transporte», recuerda el catedrático de derecho del Trabajo de la UAB, Eduardo Rojo.
HORARIO A Alfonso la aplicación de la empresa le marca la ruta y el tiempo en el que tiene que pasar por cada parada. Si llega tarde, le penaliza. Si acaba el día y no ha podido entregar todos los paquetes, le penaliza económicamente. «Los días que vas muy apurado marcas que el cliente no estaba en casa, aunque no llegas ni a tocar el timbre. Tienes que volver al día siguiente, pero como mínimo no pierdes dinero», explica.
La furgoneta se la alquila a Seur y la ceba con la gasolina que recarga en el propia estación de la compañía. «Hasta con eso hacen dinero», cuenta. A las siete de la mañana está en el almacén cargando paquetes, a las nueve sale a repartir y a las nueve de la noche regresa a su casa. Resultado, una vez descontados gastos: «1.500 euros un mes bueno, 1.200 euros un mes normal», afirma. El de Seur no es un modelo muy diferente al de otras empresas del sector.
Alfonso se ha creado una cuenta de Twitter llamada «Repartidor de Seur», donde va contando detalles de su día a día, con el fin de hacer pedagogía y explicar en qué condiciones trabaja la gente que le trae esa batidora o esa tele comprada por internet. «Desgasta mucho, cuando empecé a trabajar pesaba 90 kilos y ahora he bajado a 72», afirma. Este diario ha trasladado sus preguntas a Seur, sin recibir respuesta.
«Aquí entra y sale gente a punta pala, como no tienen que pagar finiquitos… Sigo porque necesito el dinero, tengo un hijo que mantener y una hipoteca. Ahora no encontraría otra cosa, me ganaba la vida organizando eventos y todo eso está parado. Estoy por necesidad, como el resto de compañeros. Porque ahí quien no tiene necesidad no lo aguanta», explica.
Riders y transportistas aparte, la especie del falso autónomo habitaba en el mercado laboral español desde mucho antes de que las coloridas mochilas de aplicaciones como Glovo, Deliveroo o Ubereats se convirtieran en un habitual del asfalto urbano. Algunos incluso operan a la vista de todo el mundo. «Los tertulianos de los programas de televisión, por ejemplo, van cada tarde a un programa, siguen un horario fijo, con una remuneración fija y hablan de los temas que les marca la empresa… todo esto son evidencias del trabajador por cuenta ajena», comenta el abogado laboralista Robert Gutiérrez. En televisiones autonómicas como ETB o Televisión de Madrid ya ha habido actas de Inspección en dicha línea.
OFICIOS Los comerciales, los cooperativistas de la industria cárnica, los abogados, los practicantes, los operarios de gasolinera y un largo etcéteras de profesiones no ha sido ajeno a estas malas praxis. No todos estos perfiles son, per se
falsos autónomos, aunque entre ellos ha habido casos acreditados.
«Es una práctica relativamente frecuente en los últimos años. A la empresa le interesa, porque se ahorra mucho dinero. Y a algunos autónomos también les interesa, porque pagan poco de cuota y pueden negociar con la empresa una subida de sueldo. El problema viene luego, cuando el autónomo se jubila y ve que le queda una pensión mínima», explica Gutiérrez. En el 2020 la Inspección de Trabajo destapó 9.907 falsos autónomos en toda España y requirió a las empresas, entre expedientes liquidatorios y multas, 66,8 millones de euros.
La industria cárnica fue, hasta no hace mucho, campo de batalla en relación a este fraude. Muchas grandes empresas del sector fichaban a grandes grupos de jornaleros pero sin pagarles directamente el salario. No tenían paro, baja por enfermedad común o derecho a vacaciones.
Casos como el del Grupo Jorge fueron de los más mediáticos, con sanciones de seis millones de euros. La mayoría de compañías del sector se avinieron a corregir estas prácticas. Algunas, como Bonàrea, todavía emplea esta vía, denunció UGT. Unos 100 autónomos de la cooperativa Coaldes siguen despiezando animales a tanto la pieza, según facturas a las que ha tenido acceso este diario. Bonàrea afirma que cumplen con una función de especialistas y que por eso no son empleados por cuenta ajena. ☰
«A la empresa le interesa y a algún empleado también, el problema es que se jubila con la pensión mínima»