Córdoba

«Pedimos que se admita a los patios excluidos por falta de presupuest­o»

- RAFAEL BARÓN Presidente de la Asociación Claveles y Gitanillas ARACELI R. ARJONA aruiz@cordoba.elperiodic­o.com

A 15 días del inicio del concurso, Rafael Barón compagina estos días el trabajo en su floristerí­a con los preparativ­os de su patio, uno de los más premiados de arquitectu­ra moderna, la atención a los cuidadores que forman parte de la asociación Claveles y Gitanillas y a los medios.

– Ya ha salido la lista provisiona­l de patios admitidos y hay 5 casas populares excluidas. ¿Cómo valora esta decisión?

– Nuestra asociación siempre ha valorado la labor de la comisión técnica que selecciona los patios para el concurso, es una difícil decisión porque, en general, los patios suelen reunir las caracterís­ticas y calidad y es difícil selecciona­r. Las bases y el presupuest­o del concurso limitan la participac­ión a 50 patios, algo que nos parece escaso teniendo en cuenta que la fiesta es foco de atracción turística y motor económico de la ciudad, lo que supone que si se presentan más de 50, aunque todos pasen el corte de la comisión, algunos sean excluidos. Sin valorar las causas del retraso, a 15 días del concurso, cuando los patios están totalmente arreglados, se han hecho las labores de mantenimie­nto y el gasto para reponer plantas, es totalmente injusto para los patios excluidos. La asociación ha solicitado al Ayuntamien­to que este año, con motivo del centenario de la Fiesta de los Patios, se admita a los que han quedado fuera por motivos presupuest­arios porque la ciudad no puede ser cicatera con personas que dan lo mejor que tienen, con cariño y generosida­d, para que Córdoba brille en el mundo cada mes de mayo.

Entre los elegidos figura, sin embargo, un patio conventual.

– Nosotros creemos que sería interesant­e crear una categoría nueva para que participar­an patios señoriales y conventual­es, pero esa tipología de patio no se ajusta al espíritu de nuestra fiesta, ni a la declaració­n de la Unesco, que resalta la importanci­a del patio como lugar de encuentro y convivenci­a de las familias que lo habitan. Son las vecinas y vecinos de las casas-patio los que han mantenido esta tradición decorando sus casas con plantas naturales durante siglos. Nos parece que la comisión no ha tenido en cuenta ese valor intrínseco a la casa-patio que no poseen otros patios que arquitectó­nicamente existen. Además, se incumple la base primera, que indica «...y mantiene el exorno propio del patio cordobés permanente­mente», cosa que todo el que haya visitado dicho patio durante el año para entrar en la capilla, ha podido observar. En esta ocasión, no se trata de excluir sino de integrar, y pensamos que ese tipo de patios deberían tener un tratamient­o distinto con una categoría nueva que ennuestra fiesta.

– Esta es la segunda edición de patios que se celebra en pandemia. La pasada tuvo lugar justo antes de la segunda ola, que llegó tras el Puente del Pilar y la celebració­n del concurso. ¿Temen algo similar?

–Yo creo que nadie puede argumentar que abrir los patios en octubre contribuye­ra a la segunda ola porque en los patios cumplimos unas normas de seguridad que no cumple ningún supermerca­do, ningún tren ni autobús. Si hubo contagios sería por el movimiento externo fuera. Yo viví la edición pasada como una celebració­n un poco triste porque estaba todo muy regulado, no podías charlar con nadie y se me pasó sin pena ni gloria. Que eso contribuye­ra a una ola, yo no lo veo.

¿Estaban mentalizad­os para retrasar el concurso a octubre si hubiera sido necesario?

– La verdad es que todo el mundo quería que fuera en mayo. Había cierto miedo a que no pudiera ser por la evolución de los casos, pero viendo que la gente se está vacunando y que eso hace que haya menos personas en riesgo, que en las residencia­s de mayores ya están sin contagios, teníamos la esperanza de que saliera adelante. Como el Gobierno decía que en abril habrá vacunación masiva, afrontamos esta edición con más alegría, aunque con mucha precaución. Es una forma de ayudar a la ciudad porque hay muchos negocios cerrados, esto es una ruina y la fiesta puede contribuir a activar un poco la economía.

– ¿Cómo están los patios?

– Los patios están preciosos, mejor que nunca, algunos se podrían abrir ya porque hay mucha flor.

Desafortun­adamente, la pandemia se ha cruzado con el centenario del Concurso de Patios. ¿Se han quedado muchos proyectos en el tintero?

– En principio, no se ha frustrado nada, se han pospuesto algunos actos al segundo semestre pensando que a partir de septiembre, con más gente vacunada, habrá más movilidad. Se iba a hacer un inicio del centenario con una fiesta homenaje a los cuidadores que no se podrá hacer. Los patios en Jueves Santo han sido un éxito de este centenario, va a haber una exposición de fotografía­s de patios en las calles y quizás, y aunque con menos luciriquez­ca miento y menos repercusió­n que en un año normal, quizás podamos celebrar este aniversari­o.

Cien años de concurso han convertido la marca patios casi en un sello comercial.

– Totalmente, pero después de haber trabajado tanto, los beneficios de esa marca se los está llevando gente que viene de nuevas y eso molesta. Todo el mundo piensa en explotar la marca, ya hay hasta pipas Los patios de Córdoba, pero nadie piensa en cómo aportar a quienes hacemos posible la fiesta. Se da por supuesto que trabajamos de forma altruista y que estamos dispuestos para lo que sea, pero todos tenemos nuestra vida, nuestro trabajo y a cada vez se nos exige más a cambio de nada. Te llaman para grabar programas en tu casa, para hacer fotos, así que lo limpias, lo preparas, eso sirve de imagen, de referencia, de marca de ciudad, pero todo gratis. Tampoco puedes decir que no, porque entonces dirían que somos unos desaborido­s. Por eso estamos pensando en reunirnos para ponernos serios y establecer un canon o algo así. Hay empresas que van a las institucio­nes y proponen una actividad sobre los patios para la que reciben una subvención, pero la actividad solo se puede hacer en nuestras casas. Sin embargo, no se prevé nunca una aportación, nosotros no somos nunca un gasto.

Después de años de masificaci­ón, ¿la pandemia ha logrado que echen de menos a los turistas?

–Personalme­nte, yo disfruto más cuando viene gente que quiere ver el patio con conocimien­to, con tranquilid­ad. Las masas no son buenas para nada, ni siquiera para la economía, porque ese turismo de autobús y bocadillo no genera ese turismo de calidad que pernocta, que come en la ciudad, que consume. Es mejor calidad que cantidad.

«El patio conventual no se ajusta al espíritu de la fiesta ni a la declaració­n de la Unesco»

«Los patios se han convertido en imagen, referencia, marca de ciudad, pero todo gratis»

Las nuevas tecnología­s volverán a ser protagonis­tas en esta edición. ¿Qué han traído de bueno y de malo a los patios?

– Las nuevas tecnología­s, bien usadas, son muy buenas, pero hay que saber usarlas y tener cuidado. El selfie sí ha hecho mucho daño porque los visitantes, al tener una cámara encima, no vienen a ver el patio sino a grabarlo y eso resta a la experienci­a. Antes la gente venía a ver el patio y se echaba una foto, ahora entran con el móvil y ven el patio a través de la pantalla del teléfono. Yo para eso, me quedo en mi casa porque hay vídeos magníficos, pero es lo que hay.

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Rafael Barón, en el patio de su casa, en la zona de La Axerquía.
MANUEL MURILLO Pastora 2 Rafael Barón, en el patio de su casa, en la zona de La Axerquía.

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