Córdoba

A la vía de los hechos

Alfaro cita a Domínguez y saca a Piovaccari para buscar un triunfo vital ante el Cádiz B

- FRANCISCO MERINO @Cordeporte­s

Agotados ya los argumentos exculpator­ios, las peticiones de perdón, las estrategia­s de marketing y la paciencia de un cordobesis­mo en estado de shock, al Córdoba CF solo le queda un camino: hablar por la vía de los hechos. Ganar, para entenderno­s. Y no una vez, sino al menos tres en los próximos cuatro partidos. El lenguaje de los números, el mensaje de la clasificac­ión. No hay más. El Cádiz B-córdoba CF es una oportunida­d más para que el grupo -y ahí entran todos- blanquiver­de dé la cara y agarre tres puntos imprescind­ibles para evitar el descenso a la Segunda RFEF. A día de hoy, salvar los muebles en este horroroso curso es matemática­mente posible, aunque futbolísti­camente improbable si uno atiende a la cadena de decepcione­s protagoniz­ada cada vez que hubo una cita de «sí o sí». Parece claro que cualquier resultado distinto al triunfo ante el filial gaditano marcará un rotundo «no es no».

Pablo Alfaro ha recurrido al filial como solución de urgencia para dar «energía y vigor» a un Córdoba apelmazado, siempre dando la impresión de estar metido en el bucle de una eterna pretempora­da en la que siempre se sueña con un mañana mejor. Como si hubiera tiempo para eso. Y menos en esta campaña extraña y exprés, en la que un descuido se paga. El Córdoba ha marchado de despiste en despiste, así que está donde está. El hecho de que aún tenga posibilida­des de ser uno de los 40 integrante­s de la nueva Primera RFEF, visto su rendimient­o, habla bien claro sobre el nivel -tirando a discretode­l campeonato. Tienen los blanquiver­des cuatro escalas finales: dos ante el Cádiz B, una en El Arcángel frente al Tamaraceit­e y la visita a la Balompédic­a Linense.

La revolución ha quedado en retoque. Hay un cambio de impacto: entra Diego Domínguez, pujante ariete del filial, y se queda en casa Federico Piovaccari, referente ofensivo encallado. El desembarco de canteranos se quedó en las presencias en los entrenamie­ntos. A la hora de competir, saldrán los mismos. Quienes se metieron en el hoyo deben salir. Llegan también dos jugadores de peso: Mario Ortiz y Alberto Del Moral. El primero dio negativo en las pruebas de covid el pasado viernes y el segundo ha apurado plazos para poder estar disponible tras una lesión el día del Betis Deportivo. El técnico se lleva a 21 y hará un descarte en el feudo gaditano.

Alfaro les dijo esta semana a los suyos que se tomaran el desafío como si fuera la Copa del Rey, tratando de sacar jugo emocional del recuerdo de aquellos momentos en los que el Córdoba parecía haberse transforma­do con la llegada del técnico aragonés. Fue el mejor debutante de todos los tiempos en el banquillo cordobesis­ta. Luego, todo fue a peor. Todo el mundo da la impresión de estar fuera de sitio, aunque por extraño que parezca todavía pueden encajar las piezas para escapar del absoluto desastre que sería la Segunda RFEF.

El Cádiz B -en el que juega el exblanquiv­erde Jordi Tur- se presenta como un adversario inquietant­e. No se juega clasificat­oriamente nada, pues va último (23 puntos) y descolgado después de abrir la fase con derrotas ante el Sevilla B y el Murcia. Sobre el papel, un obstáculo superable, aunque al Córdoba CF se le han dado fatal los filiales. No es lo único en lo que no estuvo a la altura, pero para sorpresa general y última esperanza, aún le queda una salida. O la consigue se la encuentra.

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MANUEL MURILLO Pablo Alfaro, entrenador del Córdoba, se dirige a sus jugadores en la Ciudad Deportiva.

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