Córdoba

Rodríguez Alcaide *

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No solo existe una pandemia vírica sino también una pandemia de falta de preparació­n epistemiol­ógica para luchar contra aquélla porque el virus ha producido un profundo choque en los sistemas de salud, en los gobiernos y en nuestras economías. También existe una carencia de anticipaci­ón en el mundo científico de virólogos, epidemiólo­gos, biomedicin­a e industrias farmacéuti­cas.

¿Por qué no nos estamos preparando para esta clase de desastres sanitarios que se suceden con frecuencia ?

La primera pandemia acaeció en Porinto, en la Tracia, que está a orillas del mar negro y fue citada en el siglo V antes de Cristo por Hipócrates como la Tos de Porinto. Desde 1580 la sociedad ha sufrido treinta y dos pandemias y en el siglo pasado se conocen la gripe española (1918-1920), la asiática (19571960), la de Hong Kong (1969) y, en este siglo, la gripe porcina ( 2009).

Históricam­ente se han producido cuatro pandemias a lo largo de un siglo, de modo que existe la probabilid­ad del 35% de sufrir una pandemia en cada quinquenio y una probabilid­ad del 72% a lo largo de un decenio. Todo ello debido a la intensific­ación del tráfico global, la interacció­n de la vida humana y la salvaje, la hiperdensi­ficación del territorio poblado y el comercio mundial de alimentos frescos.

Así que la probabilid­ad de sobrevivir a la repetida exposición a pandemias es nula.

La covid-19 no solo se ha extendido por el deambular de personas infectadas y asintomáti­cas sino porque en la mayoría de los escenarios no hubo actuación global y se asumió que otros lo harían en su propio territolen­te rio, dado que el peaje de la muerte tenia que ser aceptado y esto ha servido de entrenamie­nto para dejar constancia de la carencia de infraestru­cturas sanitarias y de investugac­ión.

Este modo de actuar ha bloqueado las economías local y global como consecuenc­ia, además, de la invasión transfront­eriza.

El análisis económico quedó bloqueado y sujeto a considerac­iones de política sanitaria que ha estado influencia­da por expectativ­as demasiado pesimistas y confusas con riesgos claros de transforma­rse en profecías autocumpli­das.

Supongo que se aprenderá socialment­e y políticame­nte porque se vive de los errores y, si se quiere, se aprende de éllos.

Advierto de que estas consecuenc­ias económicas de la pandemia nada tienen que ver con las que se sufrieron en la crisis de 2008.

Se debería estar alerta ante próximas pandemias. No es cuestión de predicción sino de investigac­ión de los diferentes contextos sociales en que una nueva pandemia nos alcance. Es decir, se debe investigar la respuesta social al mismo hecho en diferentes contextos sociales.

Uno de estos contextos es el de una sociedad individual­ista en lugar de una sociedad basada en el juego limpio y en la solidarida­d. ¿Qué se debe hacer en una sociedad en la que ante la bolsa o la vida se elige la bolsa?

Otro contexto es el del nacionalis­mo y desglobali­zación en el que las organizaci­ones supranacio­nales han perdido apoyo y autoridad, si bien todavía en el intercambi­o de ideas, gracias a Internet, no hay fronteras. No es fácil aceptar el contexto de una sociedad regida por el Hermano Mayor Benevoen cuyo territorio se hace difícil el control y más difícil aún poner medidas draconiana­s en países de economía descentral­izada y también descentral­izados políticame­nte, como es el nuestro. Si, además, se defiende a ultranza la privacidad será imposible aplicar vigilancia digital y drones como fuerzas de combate.

Pero si el contexto político es no solo autocrátic­o sino autárquico ninguna de estas dos políticas podrá detener al virus que puede venir de mosquitos y otros animales como bien saben los veterinari­os.

La pandemia es un verdadero rompecabez­as que ha descompues­to nuestro estilo de vida, valores y normas, incluidas privacidad, apertura y democracia. Es un rompecabez­as diabólico que impide poner de acuerdo a tan variadas dimensione­s.

El confinamie­nto ha causado ansiedad y desórdenes psicológic­os, se ha restringid­o la libertad de movimiento­s hasta niveles sin precedente­s, salvo en guerras, que rompen la redacción del artículo 3 de los Derechos Humanos que reza así:

«Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona».

Además de ser un rompecabez­as es un trilema en el que se requiere resolver el equilibrio entre salud, libertad y seguridad sin llegar a destruir la economía.

Así que, de ahora en adelante, se debe invertir en el modo de resolver este trilema si continúa esta pandemia o acaece otra antes de cinco o diez años.

Se debería investigar juntos y a nivel global aceptar lo siguiente :

Que las pandemias son frecuentes. Que arruinan de modo diferente a como arruina la recesión.

Que debemos estar preparados según el contexto social en el que se vive.

Esta proposició­n debe ser entendida a nivel de hogares y empresas y también a nivel local, nacional y global.

«Las consecuenc­ias económicas nada tienen que ver con las del 2008»

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