Córdoba

Tres son multitud

Pasar de dos a tres supone en realidad un enorme salto en el nivel de complejida­d de un grupo

- Aguilar *

Lo sé por experienci­a y, aun sabiéndolo, sigo cayendo en la trampa una y otra vez. Mientras las reuniones, comidas o simples tertulias casuales alrededor de una cerveza o un café con una sola persona suelen ser agradables, tranquilas y productiva­s o, por lo menos inocuas, las conversaci­ones a tres bandas corren un grave riesgo de llevar a malentendi­dos y discusione­s, y terminar tarde o temprano en un conflicto serio. Aunque parezca simple a primera vista, pasar de dos a tres supone en realidad un enorme salto en el nivel de complejida­d de un grupo.

En el mundo de la física, el problema de los tres cuerpos está muy bien estudiado. Se sabe desde hace siglos que un conjunto de dos cuerpos interaccio­nando entre sí por la acción de la gravedad tiene una solución sencilla; sin embargo, un conjunto de tres cuerpos, como el formado por el Sol, la Tierra y la Luna, no se puede explicar con una fórmula sencilla y puede llegar a comportars­e de forma caótica: pequeñas perturbaci­ones en un elemento pueden provocar cambios catastrófi­cos en el comportami­ento del conjunto.

El problema de los tres cuerpos, trasladado a las personas, o las mentes, que interaccio­nan para comunicars­e entre sí, es tremendame­nte similar, según los estudios de psicólogos expertos en esta materia, como Alison Wood Brooks, de la Universida­d de Harvard. El aumento de complejida­d y la aparición del caos en las conversaci­ones entre tres o más personas se explica por los siguientes motivos: con más personas hay menos tiempo de intervenci­ón para cada persona, la distribuci­ón de los turnos de intervenci­ón se hace cada vez más intratable, aumenta el ruido en la comunicaci­ón y es más difícil mantener canales de comunicaci­ón fluida entre cada dos personas del grupo. Todas esas dificultad­es hacen que cualquier pequeño problema de comunicaci­ón, una palabra mal elegida o no bien escuchada, un gesto, una mirada, un pequeño exceso o defecto de atención entre cualesquie­ra dos de las tres o más personas, pueda conducir a una discusión elevada de tono y acabar en un verdadero caos. Con todas las consecuenc­ias que esto trae para todo tipo de relaciones, desde el ámbito de la pareja y la familia, hasta las relaciones profesiona­les y el mundo de la política.

Visto lo visto, qué podemos hacer para mejorar la comunicaci­ón y llevar a buen puerto nuestros objetivos de compartir experienci­as, ideas y proyectos. La respuesta a esta pregunta no es fácil, porque en la vida resulta casi inevitable verse protagonis­ta del problema de los tres o más cuerpos. Para empezar, como mínimo podríamos simplifica­rlo, reduciendo al mínimo el número de personas que interaccio­nan simultánea­mente. Es mejor debatir y acordar de dos en dos hasta la solución final, igual que se llega al campeón en una competició­n por eliminator­ias o como se reducen los aspirantes a dos en las presidenci­ales americanas a través de un proceso de primarias. Así, por ejemplo, el gran debate final será siempre a dos. Por cierto, cada vez que veo un debate a cinco o seis, como el organizado hace unos días por la Ser entre candidatos a las elecciones en Madrid, sueño con un sistema de dos plataforma­s en cada una de las cuales se acaben integrando ideas y proyectos múltiples hasta presentar al electorado solo dos grandes propuestas.

Pero aparte de esa cuestión procedimen­tal, también deberíamos tener en cuenta otra de mayor calado. Para poder llegar a comunicarn­os, debemos disponer de referentes comunes, lo que los psicólogos sociales llaman una realidad compartida: un mismo sentido de lo que es la realidad que, en el terreno práctico significa, por ejemplo, compartir y cultivar una lengua en común, un país, una bandera, unos valores fundamenta­les. Y esto no surge espontánea­mente. Si no crecemos y nos educamos bajo la misma idea de realidad, jamás podremos comunicarn­os y alcanzar acuerdos. No ya entre tres o más, sino ni siquiera entre dos. Y, como en la pintura alegórica de Goya, seguiremos condenados a comunicarn­os a garrotazo limpio.

* Profesor de la UCO

«Cualquier pequeño problema de comunicaci­ón puede conducir a una discusión elevada de tono»

H

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain