La banca tiene 82.000 millones bajo vigilancia por posible impago
El Banco de España insta para este año y el 2022 a las mismas provisiones del 2020 Los créditos en vigilancia suponen el 7,5% y doblan los que están en morosidad
Al contrario que en otras crisis, la morosidad de los créditos bancarios no ha crecido durante la pandemia gracias a las medidas de apoyo público a empresas y hogares, pero a medida que la enfermedad se prolonga las entidades financieras están acumulando riesgos latentes en su balance. Los bancos tenían al cierre del año pasado préstamos por valor de 82.000 millones de euros en vigilancia especial en España por su riesgo de impago, el 7,5% de la financiación concedida a empresas y hogares, según informó ayer el Banco de España. De dicha cantidad, unos 50.000 millones correspondían a compañías (el 9,8% de la cartera) y otros 32.000 millones a familias (5,2%). La cantidad global es mayor a la de préstamos en mora (48.100 millones, un 4,4% del total). No todos terminarán siendo impagados, pero muchos de ellos sí, lo que elevará de forma «significativa» la tasa de morosidad, con las pérdidas que ello comporta a los bancos, lo que a su vez podría afectar a la oferta de crédito. En el foro Primera Plan@ de EL PERIÓDICO, la subgobernadora, Margarita Delgado, ya adelantó que dicho incremento se producirá «posiblemente a finales de este año y más a principios de 2022», si bien consideró que no se alcanzará el máximo del 13,61% de 2013 y estimó que el alza será «manejable».
Las medidas de apoyo público han provocado que los activos morosos cayeran un 3,8% el año pasado, algo que no había sucedido en recesiones anteriores. Sin embargo, se produjeron crecimientos en algunos segmentos como los créditos al consumo (por encima del 20% en el segundo semestre de 2020), un menor ritmo de descenso de los préstamos refinanciados y reestructurados (del 20% a menos del 10%), y un alza de aquellos en vigilancia especial (20% más en el cuarto trimestre).
LAS ENTIDADES SE RESISTEN El Banco / de España estima que los bancos deberían reservar este año y para el próximo unas provisiones similares a las que guardaron el año pasado para hacer frente a las pérdidas por impagos, pese a que las entidades afirman que a lo largo del año pasado ya hicieron el esfuerzo principal.
«Tienen que ser prudentes y seguir dotando de forma anticipada para que no haya una concentración de dotaciones en un momento determinado que les impida conceder crédito», advirtió ayer Ángel Estrada, director general de estabilidad financiera, regulación y resolución del supervisor.
Un elemento clave son las moratorias en los pagos de los créditos impulsadas durante la pandemia. Las entidades aceptaron 1,38 millones de peticiones, más del 92% del total, sobre créditos por importe de más de 56.000 millones de euros (8% de los préstamos sobre los que podían solicitarse y 5% del total a empresas y hogares). Las moratorias ya han vencido sobre 22.000 millones, de los que un 20% se encuentran en vigilancia especial por riesgo de impago y algo menos de un 10% han sido clasificados como morosos. «Es necesario monitorizar de forma cuidadosa a las moratorias de crédito en España durante los próximos meses», advierte el organismo supervisor a las entidades.
En cuanto a los préstamos avalados por el Estado a través del ICO (115.000 millones de financiación al cierre de 2020, de los que 88.000 millones están garantizados), el 8,2% está en vigilancia especial, mientras que la morosidad está por debajo del 0,5% (lo cual es consecuente con el periodo inicial de carencia que tienen dichos préstamos). Con todo, si se tienen en cuenta todos los préstamos de las compañías que los han recibido, no solo los avalados, el 35,8% están en vigilancia especial, el 4,8% en morosidad subjetiva (no están impagados pero el banco considera muy probable que lo estén) y el 5,5% están ya en mora (más de 90 días de impago).
El Banco de España destaca que la recuperación podría verse lastrada con una expansión de variantes del virus más resistentes o un retraso en la vacunación; un «apoyo insuficiente» de las políticas económicas o su «retirada prematura»; o un aumento de los tipos de interés en EEUU por una mayor inflación en el país.