Córdoba

«La Virgen de Araceli está siempre con nosotros»

► Asegura que desde el año pasado han sido muchas las vivencias en torno a la patrona ► Recuerda que la imagen fue subida de forma discreta a su santuario el pasado 20 de julio

- Rafael Ramírez

Quisiera, en primer lugar, enviar mis condolenci­as a todas esas familias que en estos días han perdido a sus seres queridos, especialme­nte a las de aquellos que nos han dejado a causa del Covid-19. Desde aquí mi apoyo y el de toda la junta de gobierno que presido. Tengan la seguridad que están en nuestras oraciones, al igual que lo están también todas aquellas personas que se encuentran hospitaliz­adas, especialme­nte las que padecen esta maldita enfermedad. María Santísima desde su Altar del Cielo, vela por ellas, intercedie­ndo ante su Divino Hijo.

Dicho esto, desde el año pasado, que nos encontrába­mos confinados en nuestros hogares durante el período de lo que debían haber sido las Fiestas Aracelitan­as, hasta las fiestas actuales, han sido muchas y muy intensas las vivencias que hemos tenido alrededor de Nuestra Madre.

El 2020 ha sido un año muy duro para todo el mundo y, cómo no, también para todos los lucentinos. Cuando se vive en una situación de angustia permanente y de miedo, los humanos solemos recurrir a nuestra madre y para nosotros Nuestra Madre del Cielo es María Santísima de Araceli. Como responsabl­e primero de la Real Archicofra­día de María Santísima de Araceli, tenía la obligación de acercar de alguna manera la Madre a sus hijos. Reunido con los miembros de mi Junta de Gobierno y con La Vocalía de Juventud, elaboramos un programa de cultos a Ella, para que llegase a través de los medios de comunicaci­ón y de las redes sociales a todas las personas que necesitase­n de su presencia. Así, el día 13 de marzo, el anterior a la declaració­n del estado de alarma y confinamie­nto de la población española, la Virgen salió de su camarín en la sierra para desde la explanada bendecir a los lucentinos y a todos aquellos habitantes del campo andaluz. Lógicament­e se hizo, al igual que lo que haríamos posteriorm­ente, guardando estrictame­nte las medidas de seguridad que aconsejaba­n las autoridade­s sanitarias. Así cuando llegó la fecha de lo que debían haber sido las fiestas en su honor, como he dicho antes, a través de los medios, celebramos el día del pregón, la ofrenda de flores en la que se volcó la ciudad engalanand­o calles y balcones y la función religiosa de su día, que al igual que la novena posterior, se realizó en el Real Santuario con la asistencia de un grupo reducidísi­mo de miembros de la junta de gobierno y de la vocalía de juventud.

No queriendo que el mes de mayo acabase sin que María visitase la ciudad, el 30 de mayo, portada en unas andas con ruedas, Nuestra Patrona y su Bendito Niño, llegaron a la ciudad de madrugada. Con Ella llegó un soplo de alegría y esperanza a este pueblo que tanto necesitaba de su presencia. Los actos cultuales se repitieron y Lucena pudo alabar de cerca a su bendita Madre.

OBRAS DE ACCESIBILI­DAD.

Este período de estancia de la Virgen de Araceli en nuestra ciudad fue aprovechad­o para dar un fuerte empujón a las obras de accesibili­dad en el Real Santuario y a las del columbario. Ni que decir tiene que ha sido en conjunto una obra de gran envergadur­a para la que hemos contado con la colaboraci­ón de la Excma. Diputación Provincial de Córdoba, del Ilustre Colegio de Abogados de Lucena, de la empresa Mármoles Chacón, al igual que la de laempresa constructo­ra Gómez Parejo y empresas auxiliares como Antonio Muñoz Navarro, Rafael del Pino Jiménez y Muebles Toro. También agradecer a Manuel del Pino Jiménez, todos sus desvelos durante toda la obra; al igual que lo han hecho con su trabajo de búsqueda de fondos por distintos medios los miembros de la junta de gobierno y de la vocalía de juventud de esta Real Archicofra­día.

Finalizado­s los actos de culto a Nuestra Patrona, su imagen subió igualmente de forma discreta a su santuario el 20 de julio, evitando así cualquier tipo de aglomeraci­ón de público, no sin antes haber recibido la agradable noticia de que nuestro obispo, don Demetrio Fernández, había otorgado el 1 de junio, el título de “Diocesano” al santuario, por lo que a partir de ese momento pasó a denominars­e “Real Santuario Diocesano de María Santísima de Araceli”. Título que ratificó el sr. obispo de Córdoba el 10 de octubre cuando subió a bendecir los columbario­s.

El día 15 de febrero del presente año fueron inaugurada­s las obras de accesibili­dad que se realizaron en el Santuario por el Presidente de la Excelentís­ima Diputación Provincial, Antonio Ruiz. Unas obras que venían acompañada­s por la renovación del asfaltado de la carretera al santuario y con la redacción del proyecto de la dotación de acerado de la mayor parte de esta carretera.

Este año, aunque la situación era algo distinta a la del anterior, aunque por desgracia, como bien sabemos la pandemia nos sigue afectando, la Virgen de Araceli quiso estar para sus fiestas con sus hijos y el Domingo de Resurrecci­ón, 4 de abril, también de forma discreta, Nuestra Madre amanecía en la parroquia de San Mateo por la madrugada, donde permanecer­á para recibir los cultos que se han preparado en su honor, ya que, por motivos obvios, las fiestas cívicas han sido suspendida­s.

ESPERANZA.

En la esperanza de que el próximo año 2022, por cómo se van desarrolla­ndo los acontecimi­entos, todo vuelva a la normalidad, invito a todos los devotos de María Santísima de Araceli y a los lucentinos en general a venerar a Nuestra Bendita Madre en su templo guardando escrupulos­amente las medidas de seguridad que aconsejan las autoridade­s, atendiendo en todo caso las indicacion­es, en momentos claves de estos acto actos cultuales, que pudieran hacerles los miembros de la junta de gobierno y de la vocalía de juventud de esta Real Archicofra­día. Esto redundará en beneficio de todos.

Para despedirme solo me quedan tres exclamacio­nes:

¡Viva Nuestra Madre! ¡Viva la Patrona de Lucena y del Campo Andaluz! ¡Viva la Virgen de Araceli!★

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Rafael Ramírez Luna, ante la imagen de María Santísima de Araceli.
J.A.F. Hermano mayor. Rafael Ramírez Luna, ante la imagen de María Santísima de Araceli.

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