La imagen retornó a la iglesia de San Mateo de madrugada
Fue el pasado 4 de abril, Domingo de Resurrección, y se hizo de forma discreta por la pandemia
La madrugada del Domingo de Resurrección, 4 de abril, la Virgen de Araceli fue trasladada hasta Lucena para acompañar a sus hijos y pasar en la Parroquia de San Mateo el primer domingo de mayo.
Por segundo año consecutivo y a causa de la pandemia, la Virgen de Araceli ha bajado a su pueblo de forma discreta, aunque en esta ocasión ha estado acompañada por su camarera, el hermano mayor y el equipo de mayordomía de la Real Archicofradía.
En la parroquia la esperaban el vicario episcopal de la Campiña, David Aguilera Malagón, y el vicario parroquial de San Mateo, Diego Fernando Figueroa, junto a los componentes de la Junta de Gobierno de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli y su vocalía de Juventud. Una vez allí, se ha situado a Nuestra Madre en el Altar para recibir a sus hijos al abrir las puertas de la Iglesia Mayor lucentina.
Este año aún no se conoce el día que retornará a su Santuario. El año pasado, María Santísima de Araceli amaneció el 20 de julio en su Real Santuario de Aras, después de pasar 51 días en Lucena y recibir a sus fieles en el acto de Veneración y Acción de Gracias celebrado durante el fin de semana.
Sin convocatoria previa para evitar aglomeraciones por la crisis sanitaria del COVID-19, cuando daban las dos y media de la madrugada los miembros de la Junta de Gobierno y de la Vocalía de Juventud de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli, acompañados por el capellán del Santuario, David Aguilera Malagón, situaron a la Patrona de los lucentinos sobre una plataforma remolcada por un coche que llevaría a Nuestra Madre hasta su recién nombrado Santuario Diocesano.
Escoltada por dos vehículos de Policía Local, la comitiva transcurría por las calles Barahona de Soto, el Coso, Maquedano y carretera de la Sierra hasta llegar al Santuario pasadas las tres de la madrugada donde María Santísima de Araceli ya espera la visita de sus hijos.
Durante ese día solo se pudo ver a la Patrona de Lucena y del Campo Andaluz a través de las cristaleras de la puerta principal. El Santuario volvió a abrir sus puertas en el horario habitual de verano con las medidas sanitarias pertinentes.
Las misas se reanudaron en la ermita con aforo limitado, dando cumplimiento a la normativa vigente por la crisis sanitaria. No obstante, finalizada la eucaristía se permitía el acceso al camarín a aquellas personas que quedaran fuera de la misa por superar el aforo.
Por otro lado, en noviembre el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) realizó un estudio técnico y científico a la Virgen de Araceli y su bendito niño con el objeto de determinar las patologías que afectan a las imágenes y proponer el tratamiento más idóneo para neutralizarlas. En su estancia en el organismo andaluz especializado en conservación y restauración, las imágenes fueron sometidas, entre otras pruebas diagnósticas, a un reconocimiento organoléptico; inspección de la superficie polícroma mediante estereomicroscopia y microscopia digital de 200x, estudio y documentación fotográfica con fluorescencia ultravioleta y estudio radiográfico.
El año pasado retornó al santuario el 20 de julio, también con fuertes medidas de seguridad