El equipo de Zidane sigue pugnando por la Liga con goles de Militao y Casemiro y un excelente papel del cordobés Blanco, otra vez titular
La potencia en el remate del brasileño Militao, que rompió la igualdad de un encuentro que se atascaba para el Real Madrid ante Osasuna, sostiene al equipo de Zinedine Zidane en el pulso por la Liga, tras un trabajado triunfo por 2-0 que cerró Casemiro antes de encarar la final europea ante el Chelsea.
Salvador Militao. En su cuarto intento. Aportando más remate que una delantera que se fue sin gol el día que Zidane juntó a cuatro atacantes. Tras dos paradas salvadoras de Sergio Herrera, a catorce minutos del final, el central brasileño puso luz a un Real Madrid que se iba ensombreciendo. Con rotaciones y descanso para Kroos y Modric. Tirando de cantera y con un papel decisivo de Rodrygo.
El sentimiento de libertad que posee Osasuna, por los méritos de su segunda vuelta de campeonato, le impulsaron a presentar un planteamiento valiente. De esos que van como anillo al dedo de un Real Madrid que disfruta en la transición. Las rotaciones de Zidane aumentaron la presencia ofensiva con cuatro delanteros en el once. La irrupción de un Eden Hazard afinado.
Apunta Zidane que la mejoría
Real Madrid:
Osasuna:
Goles: Árbitro:
Campo: de su equipo para llegar a los títulos debe partir desde el balón. Satisfecho del rendimiento defensivo, demanda finura en los últimos metros. Y la encontró en el primer acto con un grupo de jugadores que no pensaron en la batalla que espera en Londres para alcanzar la final de Champions. Solo la inspiración de Sergio Herrera en la portería retrasó el triunfo.
El equipo de Zidane se sostuvo con un doble pivote de futuro. Casemiro liberado por compañía de un canterano con mucha personalidad como Antonio Blanco. Desde ellos partió un juego vertical. Con Asensio dejando visión de pase entre líneas, Hazard rompiéndolas en conducción, Benzema 33 asociándose con todos y Vinicius desentonando, sin encontrar espacio para su velocidad y errático en el remate.
Al Madrid le quedó claro que tendría que trabajar duro. Zidane recurría a Rodrygo y se jugaba la Liga con Blanco y Miguel Gutiérrez
en el campo. El brasileño respondió de maravilla. Su entrada fue clave. Aportó descaro y desequilibrio. Cambió la dinámica de un partido que nuevamente iba camino del empate sin goles, como ocurrió ante el Getafe y Betis en oportunidades perdidas de