Preparados para abrir
Los responsables de los patios ultimaban ayer los detalles de estos singulares recintos a un día del centenario del concurso municipal Largas colas esperaban para entrar en los privados que estaban abiertos
La esencia de las cosas quizás sea el punto común de todos sus detalles. El lebrillo de barro que Chari Cantillo colocaba cuidadosamente en la esquina de su patio -Parras 6-, el azulejo colorado que pintaba para esconder el desgaste por el agua o la explosión rosa de buganvilla que corona una de las esquinas. Entre todos ellos hay un lugar de encuentro: la pasión de una cordobesa que ha mamado de generaciones anteriores un impulso que resume con sencillez. «Lo hago porque me gusta y ya está». Y con esa convicción preparaba ayer la apertura, un día antes de la inauguración del centenario.
En Parras 6 uno podría olvidar el ruido, embriagarse del olor o admirar las sombras. Bajo un limonero que intenta cruzar el cielo para buscar el sol, Chari ultimaba los preparativos. Quedaban por quitar las hojas que las lluvias y el sol tintaron de amarillo, recolocar alguna maceta y darle la mejor cara al hogar. La vida de las plantas en Chari tiene la «pena» de que les pase algo y la «alegría» de verlas brillar bajo el sol de mayo. Y la pasión que profesa a sus 76 años le lleva a admirar, más allá de la belleza, el tiempo. Y señala un rosal eterno o una esparraguera interminable, por la que se abren paso rosas y discretas damas de noche que se apoderan de la luna. «Eso ya es morirse si vienes por la noche».
Ambiente festivo
El día de los patios estaba a punto de llegar y una virgen surgía de una fuente en La Palma 3 para dar la bienvenida a la casa.
Mientras el escultor Manuel Cachinero colocaba el último tiesto, con la inscripción del centenario, latía una radio y brotaba atmósfera de verbena. Y, como en estas ocasiones no pueden faltar los amigos, Juan Vicente le acompañaba, junto a nuevos romeritos y brunfelcias moradas. Una última limpieza vestía de gala la casa señorial antigua para mostrar al visitante un patio de «dos siglos», un patio «de toda la vida».
En Martín de Roa 9 no solo se respiraba la celebración. El festejo ya se sentía en las cercanías. Pobladas colas inundaban San Basilio. Algunos abrieron de forma privada. En el patio de Pilar y Toni, la tierra está en el cielo. Brocha en mano, repasaban las escaleras que ascendían a los tiestos más altos. No les bastaba con las 1.500 macetas que tenían el año pasado, por lo que han alineado surfinias y han aumentado las azucenas. Entre los destellos, pétalos rosas y amarillos se mecían presumidos. «Nos hemos quedado sin tiestos», decía el cordobés. Ambos encuentran el encanto en la satisfacción ajena. «Esto es una maravilla de patio. Tiene mucho trabajo, porque pasamos muchas horas aquí. Pero merece la pena que la gente entre y se quede pasmada», cuenta Pilar.
«Ahora queremos terminar ya y descansar esta tarde un poquito», reconocían. A horas de la inauguración, Chari tenía claro que «los patios hay que verlos todos, porque todos están bonitos». Por eso, anima a conocer tanto «los modernos» como «los antiguos», ya que «cada uno tiene su encanto». Y atravesó una galería mojada por los últimos riegos antes de que las flores se apoderen de las miradas.