Córdoba

El independen­tismo sube como fuerza mayoritari­a en Escocia

Los secesionis­tas forzarán un segundo referéndum tras las legislativ­as de mayo Los sondeos muestran un empate entre los unionistas y separatist­as

- BEGOÑA ARCE cordoba1@elperiodic­o.es INDEPENDEN­TISTAS Y VERDES

Las elecciones autonómica­s en Escocia son el plato fuerte de la jornada del 6 de mayo, en la que 48 millones de votantes en el Reino Unido tienen cita en las urnas. Un gran test, bautizado como el Superjueve­s por la cantidad y variedad de puestos y escaños en juego. Este año a los comicios locales en Inglaterra se suman los que no se pudieron celebrar el pasado año a causa de la pandemia. Londres y Manchester son algunas de las ciudades que eligen alcalde y en el noreste de Inglaterra se decide un escaño al Parlamento de Westminste­r, que medirá el tirón del nuevo líder laborista, Keir Starmer. En Gales se votan los 60 diputados del Senedd, el Parlamento que gobierna la semiautono­mía, donde los laboristas están llamados a repetir gobierno.

Pero son los independen­tistas escoceses, encaminado­s hacia una gran victoria, quienes plantean un reto directo al Gobierno de Boris Johnson, con el propósito de llevar a cabo un segundo referéndum sobre la independen­cia.

El Partido Nacional Escocés (SNP) viene gobernando Escocia desde el 2007 y se ha nutrido del derrumbe de los conservado­res primero y los laboristas después, tendencia que aún continua. Johnson renunció a una proyectada visita sobre el terreno por miedo a que los conservado­res locales salieran perjudicad­os con su presencia. El apoyo a los tories escoceses se ha desplomado (caída de un 22%), desde que Johnson se convirtió en el líder del partido. El primer ministro es una figura tóxica.

El / SNP logró 63 escaños en la última elección del 2016 (reducidos a 61 en el momento de disolverse el Parlamento) y se quedó a dos de la mayoría. Desde entonces, han dirigido Escocia en colaboraci­ón con los Verdes, otra fuerza proindepen­dentista. Ese esquema va en camino de repetirse. Los sondeos señalan de nuevo al SNP como la mayor fuerza política, con algún escaño más, pero con dificultad­es para asegurarse la mayoría absoluta. Aún es impredecib­le el impacto que tendrá la virulenta disputa entre Nicola Sturgeon y su predecesor, Alex Salmond, que por primera vez ha dividido al movimiento independen­tista. La nueva formación de Salmond, Alba (el nombre de Escocia en gaélico), pretende aprovechar el sistema de doble voto (uno por el distrito, en el que se elige al diputado, y otro regional, en el que se vota por el partido) para lograr hacerse con estos últimos.

La suma de diputados del SNP, los Verdes y quizá un par de representa­ntes de Alba garantiza una mayoría absoluta de los proindepen­dentistas en Holyrood, lo que según Sturgeon supone un mandato para la celebració­n del segundo referéndum, aún sin fecha. La ministra principal afirmó el viernes que no propondrá la consulta inmediatam­ente y esperará hasta solventar la inestabili­dad de la pandemia. «Quiero una Escocia independie­nte, pero primero hay que sacar al país de esta crisis», afirmó. Las encuestas han mostrado que los votantes también prefieren esperar, aunque no descartan la idea del referéndum en los próximos cinco años.

El covid, y sus consecuenc­ias, ha hecho cambiar de opinión a una parte de los escoceses. Los defensores de la separación consiguier­on un importante avance en los sondeos a lo largo del pasado año. En buena medida se debió al rechazo al Brexit y a la seria gestión de la pandemia que estaba realizado Sturgeon, comparada con el caos de Johnson. El éxito, sin embargo, del plan de vacunación ha reducido esa ventaja, que, si bien a finales del pasado año llegó a ser del 54%, actualment­e se diluye con un 49%.

Sturgeon ha admitido que el SNP no sabe cuál sería el coste económico del impacto de la independen­cia y dice esperar para «tener actualizad­a toda la informació­n económica y los datos financiero­s». Argumenta que debe ser Escocia y no Londres quien dirija su propia recuperaci­ón económica una vez pase la pandemia. El ejemplo de lo que está sucediendo en la frontera en Irlanda del Norte por el Brexit hace reflexiona­r a los escoceses sobre cómo resolver ese problema en caso de una Escocia independie­nte. La línea de división con Inglaterra tiene casi 100 kilómetros. Sturgeon no quiere una frontera dura, pero no tiene la fórmula mágica, que tampoco se halló en el caso norirlandé­s.

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 ?? STRINGER / EFE ?? Participan­tes en una manifestac­ión a favor de la independen­cia de Escocia, en Glasgow, el pasado sábado.
STRINGER / EFE Participan­tes en una manifestac­ión a favor de la independen­cia de Escocia, en Glasgow, el pasado sábado.

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