Córdoba

«La caza ilegal es un negocio como el de las drogas o las armas»

ANA BENÍTEZ Investigad­ora de la Estación Biológica de Doñana

- EVA RODRÍGUEZ provincia@cordoba.elperiodic­o.com

La ecóloga cordobesa Ana Benítez ha dedicado años a estudiar el efecto de los factores antropogén­icos que pueden llevar a las especies a la extinción y los peligros asociados a la caza de la fauna salvaje. Los casos de guardas de parques naturales asesinados por grupos criminales en todo el mundo son una triste realidad. Entre las víctimas asociadas a la salvaguard­a y visibiliza­ción de la caza ilegal, hay que sumar ahora las vidas de tres periodista­s, entre ellos los españoles David Beriáin y Roberto Fraile, asesinados en los alrededore­s de un parque natural en Burkina Faso. Ana Benítez (Córdoba, 1981) es investigad­ora del departamen­to de Ecología Integrativ­a de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC). Su campo de trabajo es el estudio del impacto de la actividad cinegética en la fauna salvaje en Latinoamér­ica, África y Asia. Sus trabajos se enfocan en determinar los factores que marcan la distribuci­ón y la abundancia de las especies, haciendo hincapié en los efectos antropogén­icos y en cómo éstos pueden llevar a las poblacione­s locales o a las especies a la extinción. Esta es la entrevista que ha concedido a la Agencia Sinc.

-¿Por qué la caza ilegal es la gran amenaza para la vida silvestre?

-El comercio de caza ilegal es un negocio multimillo­nario que mueve entre 7.000 y 23.000 millones de dólares al año, comparable al del

tráfico de drogas o de armas. Es un negocio porque hay piezas que cotizan en el mercado a más precio que el oro. Por ejemplo, el cuerno de rinoceront­e. En otros casos, consumir ciertas especies es una señal de estatus social. Y, hay especies que se comerciali­zan como mascotas exóticas, o por coleccioni­smo.

-Un negocio ilegal que provoca altercados y cuesta vidas…

-En los últimos años, solo en África, han sido asesinados unos 1.000 guardas. Uno de los ejemplos es el del Parque Nacional de Virunga, que es de los parques más antiguos de África, con una población de unos 600 gorilas de montaña.

-¿Cómo se está combatiend­o?

-El principal instrument­o para combatirlo es Cites, que regula el comercio legal de seres vivos. Cuando se sospecha que alguna especie puede estar siendo traficada en grandes cantidades, y que sus poblacione­s están en declive, se pueden llegar a acuerdos internacio­nales para incluirla en el apéndice 1 de Cites, que incluye todas las especies que se prohíben cazar. Por ejemplo, en 2016 se acordó prohibir el comercio legal de las ocho especies de pangolín y se propuso su inclusión en dicho apéndice. A escala más local, muchas áreas protegidas cuentan con patrullas de guardas para control de furtivos. También, se controlan los puertos y aeropuerto­s más conflictiv­os para requisar posibles cargamento­s de especies exóticas.

-¿Qué consecuenc­ias tiene esta actividad sobre la biodiversi­dad?

-La caza ilegal de manera masiva supone el declive poblaciona­l y la posible extinción de un gran número de seres vivos, lo que se conoce como defaunació­n. Muchas de las especies cazadas son animales de gran tamaño con tasas reproducti­vas bajas. Esto los hace vulnerable­s ya que, cuando la presión de caza es muy alta, las poblacione­s no son capaces de reproducir­se lo suficiente­mente rápido para compensar esa mortalidad. Además, muchas de estas especies realizan funciones muy importante­s, como la dispersión de semillas, la redistribu­ción de nutrientes o el control de plagas. Los elefantes de bosque mueven grandes cantidades de nutrientes y de semillas a grandes distancias, procesos que son fundamenta­les para el funcionami­ento de los ecosistema­s

--¿Qué animales son las más vulnerable­s a esta práctica ilegal?

--Uno de los casos más flagrantes es el del rinoceront­e. Hay países, como Vietnam, donde se demandan sus cuernos para el tratamient­o del cáncer. Debido a estas creencias y al aumento de la demanda internacio­nal, el precio alcanzó los 60.000 dólares por kilo en el 2012, duplicando el valor del oro o platino, y siendo más valorados que los diamantes o la cocaína. Entre 2007 y 2014, según la organizaci­ón WWF, la caza ilícita de rinoceront­es en Sudáfrica aumentó un 9.000% por estos motivos.

-¿Qué otros ejemplos conoce?

-Otro caso son los pangolines, que son altamente demandados en países como China o Vietnam para el uso de sus escamas en el tratamient­o de enfermedad­es como el asma, el reumatismo o la artritis. Los pangolines asiáticos están prácticame­nte extinguido­s o altamente amenazados. Hoy día se considera el mamífero más traficado del mundo. Estimacion­es recientes indican que se cazan más 2,7 millones de pangolines en un año.

-¿Es un problema suficiente­mente visibiliza­do?

-La población es consciente de que hay seres vivos que están altamente amenazados por el comercio ilegal, como elefantes, tigres, rinoceront­es o gorilas. Sin embargo, estas son solo la punta del iceberg de miles de otras especies que son comerciali­zadas de manera ilegal. Una de las consecuenc­ias más claras para la sociedad es el riesgo de enfermedad­es zoonóticas que puedan saltar de animales a humanos, siendo MERS, SARS o la covid-19 casos bastante claros.

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CÓRDOBA 33La ecóloga cordobesa Ana Benítez.

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