Córdoba

El Madrid se despide

El conjunto blanco cae eliminado en Stamford Bridge ante un Chelsea muy superior

- ENRIQUE RUBIO / EFE @Cordeporte­s

El Real Madrid despertó de manera brusca de su sueño europeo en una fría noche londinense y deberá esperar otro año para levantar la Decimocuar­ta, después de que el Chelsea le superase con tanta rotundidad (2-0) que el marcador casi se quedó corto. Un gol de cabeza de Timo Werner, no siempre acertado pero indetectab­le para la defensa blanca, y otro de la joya inglesa Mason Mount mandaron al Chelsea a un escenario que no pisa desde 2012, cuando ganó en los penaltis contra el Bayern Múnich.

Allí le espera ya el Manchester City de Pep Guardiola. Habrá final inglesa, una nueva muestra de la hegemonía europea de los clubes de la Premier. Los dos equipos salieron al césped de Stamford Bridge, empapado tras una tromba de agua justo antes de empezar el partido, con ideas opuestas. «¡Posesión larga!», gritaba a sus compañeros Sergio Ramos, recuperado para la causa justo a tiempo de disputar el trascenden­tal encuentro. El plan de los ingleses era otro: presión asfixiante, ataques verticales, movilidad constante.

El resultado de la ida, 1-1, no era portador de buenos augurios para unas semifinale­s europeas del Real Madrid. Fue el marcador que se llevó del Bernabéu a la vuelta en 1988 a Eindhoven, donde el PSV frustró la que todavía se recuerda como la gran oportunida­d perdida de la Quinta del Buitre, y el preludio a la humillació­n (5-0) a la que le sometió el Milan en San Siro un año más tarde.

A la hora de la verdad, Zinedine Zidane recurrió a la veteranía y presentó el segundo once titular de mayor edad del Real Madrid en la Champions (29 años y 237 días). Obligado también por las bajas, recuperó a tiempo a Ramos y trató de sorprender con una variación táctica: defensa de tres centrales para darle a Vinicius toda la banda derecha y a Mendy la izquierda.

Los primeros minutos transcurri­eron con el parsimonio­so control blanco, que solo rompían los robos de los ingleses en zonas calientes. Tras su demostraci­ón de la ida en Valdebebas, N'golo Kanté volvió a evidenciar que bajo Tuchel ha resucitado para convertirs­e en uno de los grandes centrocamp­istas totales del fútbol. Su jugada rompiendo líneas para habilitar a Kai Havertz en el primer gol merece ser repetida mil veces. Solo ante Courtois y con la clase que le sobra, el delantero alemán elevó la pelota por encima de Courtois. Los madridista­s tuvieron sus llegadas, pero Benzema estuvo muy vigilado y no hubo fluidez en las combinacio­nes.

Se esperaban variacione­s tácticas de Zidane para retocar a un Real Madrid que no funcionaba, pero no llegaron. Lo único que llegaron, una y otra vez, fueron las ocasiones de los Blues. En ocasiones el larguero, como en una acción de Havertz en el minuto 59, en otras Courtois, y en otras la defensa, como en un corte providenci­al de Valverde ante Kanté, impidieron que llegase el segundo gol local.

No hallaba el Madrid ningún asidero. Tampoco los cambios lo mejoraron. Con un centro del campo absolutame­nte desbordado y una exhibición táctica de Tuchel, el segundo gol, obra de Mason tras un nuevo robo de Kanté, cerró la discusión.

No había más equipo que el azul desde hacía muchos minutos, superior en la ida y abrumador en la vuelta. El Chelsea tuvo el premio que merecía y el Real Madrid deberá seguir buscando. Su camino terminó ante un adversario que fue mejor.

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TOBY MELVILLE / REUTERS Thibaut Courtois, abatido tras encajar el gol del Chelsea de Mason Mount.

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