Seis jurados sin piedad
Las puntuaciones ya están en sobres cerrados hasta el viernes Los criterios son estrictos, muy lejos del pasado
Jurado Ángel Campos, Mercedes Castro, Isabel Álvarez, Javier Cantador, Ángel Lora y Leopoldo Izquierdo.
La suerte está echada. Las puntuaciones del Concurso de Patios 2021 de los cinco jurados con derecho a voto están depositadas en sobres cerrados, que se abrirán el próximo viernes dando a conocer los premios. Se trata de un sistema adoptado hace poco años para que el jurado pueda apreciar en los primeros días los patios en todo su esplendor, con cuidadores y flores menos castigados por el concurso, pero reservando el fallo para el antepenúltimo día del certamen. El objetivo: evitar que ya desde el primer fin de semana los visitantes se aglomeren ante los patios ganadores olvidando otras rutas.
Son cinco jurados, junto a la trabajadora municipal Isabel Álvarez, que actúa como secretaria con voz pero sin voto, que tienen una de las tareas más complicadas de Córdoba, ya que si difícil es juzgar un delito, como hacen los 9 jurados de todo tribunal popular de justicia... ¿Cómo se puede valorar ese pedazo de cielo que es un patio? «A mí me parece un acto de generosidad tan inmenso el que hace quien abre su patio, y más en este año de pandemia, que no habría puntuación para reconocerle el mérito. Es algo extraordinario, es algo que define el alma de los cordobeses», decía ayer Leopoldo Izquierdo, director del Palacio de Viana y uno de los componentes del jurado de este año. Junto a él se encuentran el profesor Ángel
Lora González; Ángel Campos Rufián, coordinador de Ordenación del Territorio, Casco Histórico y vivienda del Ayuntamiento; la arquitecta municipal Mercedes Castro del Río y el periodista Francisco Javier Cantador.
Eso sí, el jurado ha ido acompañados de trabajadores de la Delegación y de especialistas que están recopilando información, sin voz ni voto. En total, nueve insignes visitantes que en estos pasados días llegaban a los recintos lo más discretamente que podían... aunque los chats de los cuidadores echaban chispas antes, durante y después de cada visita. Pese a todo, la comitiva estaba muy lejos de los 23 vocales que llegó a tener el jurado en 1979, y también era mucho más discreta que en los años 30, cuando se recibía al jurado «a veces con vivas, cohetes y la interpretación del Himno de Riego por improvisadas orquestinas», recoge Francisco Solano Márquez en Córdoba es Patio.
Pero sobre todo, han pasado este año con muchísimo mayor criterio y objetividad que antaño. Desde hace una década, el jurado maneja una tabla con conceptos muy estrictos con la que hasta el menos ducho puede valerse para dar una puntuación que, segurísimo, poco se va a desviar de la del jurado. Hagan la prueba. Se trata de una extensión de los criterios que figuran en las bases para que los técnicos admitan a los patios en concurso y que, concretamente, otorga de 0 a 10 puntos por la conservación, mantenimiento y presentación del patio; de 0 a 5 por la floración y estado de las plantas; la variedad floral y número de plantas adecuados a recinto también puntúa de 0 a 5, mientras que la vida y trato humano (siguiendo los criterios que llevaron a la Unesco a declararlo Patrimonio Inmaterial de la Humanidad) tiene una escala de 0 a 10 y la estética general del patio puntúa entre 0 y 10.
Como verán, en estos cinco apartados no figuran cuestiones de tipismo ni añadidos más o menos artificiosos por muy bien que queden (figuritas, objetos folclóricos o colecciones antiguas), que como mucho pueden dar algún punto en el apartado de estética general del patio... pero poco más. Eso sí, nadie prohíbe al cuidador que ponga en su patio lo que quiera. ¡Faltaría más!
En todo caso, es ese cuadro de criterios el que decide los ganadores y con ello, y más que cualquier otra cuestión del Concurso Municipal que siempre son polémicas, hacia dónde va el certamen... Aunque curiosamente pocas voces se han alzado hasta ahora para colaborar en mejorar el sistema pese a ser la clave de los premios y de cómo evolucionará la Fiesta.
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