El Rafi, del susto al mérito
Ganado:
Javier Moreno ‘Lagartijo’:
El Rafi:
Tomás Rufo:
Incidencias:
FRANCISCO JAVIER DOMÍNGUEZ
Ala hora en la que las golondrinas se retiraban a sus aposentos del techo de grada, la tragedia sobrevolaba sobre el pulcro albero de Los Califas. El quintó se desentendió de la muleta de El Rafi y se encaminó hacia la chaquetilla del francés. El torero se zafó con suerte de los gañafones del novillo hasta en tres ocasiones, que lo pudo reventar en ese espacio cruel que existe entre el tercio y las tablas, donde dos centímetros, a veces, se convierten en un asidero a la vida. Tras sentir el suspiro colectivo filtrado a través de las mascarillas, El Rafi comenzó una faena que le llevó a cortar una oreja al mejor novillo del encierro de Fuente Ymbro. Rafael Raucole, que así se llama este nuevo torero nimeño que está a las puertas de la alternativa, anduvo muy dispuesto tanto con el capote como con la muleta, aunque las carencias lógicas de la fal33 33 ta de festejos le impidieran alcanzar una mayor brillantez. Su labor al quinto, tras el susto, comenzó con dos rotundas tandas con la derecha y una con la izquierda con dos muletazos sobresalientes. Una desmayada tanda por el derecho y unas manoletinas abrochadas con sendos cambios
de mano fueron lo más interesante de la tarde. Lo mató bien y consiguió una oreja justa porque además estuvo variado con el capote. A la verónica de salida, notable; en un conjunto de tapatías al paso, sobresaliente. Con el primero de su lote, otro de los novillos potables del festejo, comenzó acoplado con dos tandas por el derecho con momentos de calidad por abajo, pero hasta ahí. Falló a espadas.
La otra oreja del festejo, de distinto peso, generosa, baratita, fue para Tomás Rufo, también voluntarioso pero con el peor lote. Al igual que El Rafi, mostró una esperanzadora variedad con el capote en las intervenciones en quites en sus toros y en los de sus compañeros. Tafalleras, gaoneras, lopecinas y verónicas fueron el grueso del repertorio del toledano. Su primer toro no le permitió nada por su incesante cabeceo y al segundo sólo pudo arrimarse con insistencia para robarle muletazos aislados. La estocada, tendida, surtió efecto.
Javier Moreno Lagartijo mostró una voluntad encomiable y consiguió momentos de lucimiento con la muleta con el primero, pero no pudo cerrarse el círculo del triunfo: a medias por el fallo a espadas a medias porque no terminó de acoplarse con el novillo, noble, manejable, mansito. Aun así, el cordobés consiguió dos tandas por el izquierdo con contenido, trazo lento y mucho aseo. Al acortar distancias, el novillo le enganchó la muleta en varias ocasiones y sólo hubo espacio para el arrimón. Con el cuarto, que brindó a Finito, sólo pudo lucir al principio. También con ganas y disposición frente al noble fuenteymbro. Luego, el novillo se le fue desinflando. Falló de nuevo con los aceros y el público, que estuvo toda la tarde muy cariñoso con él, le pidió una oreja que quedó en vuelta al ruedo. Pero por encima de todo, de Lagartijo y de sus compañeros, tenemos que valorar que, con la que está cayendo, quieran cometer la bendita locura de ser toreros. Es un milagro. Los aficionados, mientras tanto, nos conformamos con poder ver regresar las golondrinas a los techos de Los Califas mientras vivimos una corrida de toros. Mañana más.
HEl cordobés Lagartijo paseó una vuelta al ruedo tras fallar a espadas
Tomás Rufo se enfrentó