Sigue en el laberinto
El Córdoba Futsal no encuentra el premio a su tesón y paga los errores ante el Palma
Sí, pero no. El Córdoba Futsal volvió a caer en el Palacio Vista Alegre en un partido en el que hizo méritos para más. Un clásico ya esta temporada. Los blanquiverdes enlazaron la décima jornada liguera sin victoria y siguen encallados en los puestos de descenso en Primera División. Tienen calidad y la demuestran, pero con intermitencias y algún apagón que, para su desgracia, pagan tan caro que ya se les está agotando el crédito. Necesitan a toda costa recuperar terreno. El Palma Futsal mostró lo que es: un equipo con talento, método y la seguridad que le proporciona su posición. Es segundo y está vivo en todas las competiciones. El Córdoba enseña un aspecto que no casa con su realidad: fuera de los torneos de Copa y penúltimo en la Liga. Está totalmente gafado.
Un zapatazo lejano de Zequi lo desvió con una ágil estirada Barrón. Fue el primer testimonio ofensivo de un Córdoba sobreestimulado. Combatió la presión balear con circulaciones rápidas y fluidas, asumiendo el riesgo. Intentó el disparo cada vez que encontró la ocasión, desdeñando el sobeteo estéril de la bola. Lucas bolo probó a Barrón y Lucas Perin lo batió a los cuatro minutos poniendo el colofón a una certera combinación.
El fragor de Vista Alegre lo disipó poco después el iraní Tayebi, en un lanzamiento de falta que pilló desprevenido al Córdoba, que no vio el desplazamiento a un lado al hombre desmarcado para que destrozara la red con un violento gol
peo. Los de Josan no bajaron la cara. Zequi le robó un balón a Moslem en la presión alta y lanzó ligeramente desviado. Los blanquiverdes despachaban sus mejores momentos cuando firmaron el segundo gol, un prodigio de estrategia de equipo. Del Moral la inició con el saque de esquina y la finalizó marcando después de que todos sus compañeros tocaran la bola. En pleno delirio, Jesús Rodríguez rozó el tercero pero se le fue la pelota después de haber driblado al meta.
Y, una vez más, le volvió a suceder. En menos de un minuto, el Córdoba encajó dos goles. Tomaz y Rivillos le dieron la vuelta al choque con disparos lejanos y hurgaron en la herida de los locales, que notaron el impacto. Viana exigió a Barrón, que estaba muy seguro, en otra andanada. La energía desbordada de Muhammad y la amenaza constante de Saura dio nuevo brío a un Córdoba que lidiaba contra sus propios fantasmas. Cada aparición del Palma ponía un nudo en la garganta al equipo. Tayebi era
una tortura. En el lado local, Perin se erigió en protagonista con varias acciones individuales que estuvieron a punto de tener incidencia en el marcador. Zequi, también enfebrecido, vio cómo Barrón le sacó un remate endiablado. Más clara la tuvo Saura, tras una contra de Del Moral, con un tiro final que sacó Marlon en la línea de gol. Con Miguelín como portero jugador, el Córdoba asedió hasta el tiempo de descanso.
El retorno mostró a un Córdoba mandón, con el gobierno de la pelota, llegando al área rival con soltura y empaque. El Palma se dejaba hacer. Mantenía el orden a la espera de una contra o una pifia. Que llegó. Tayebi, tras un tiro de falta de Cainan, metió la pierna en medio de un lío en el área que no pudieron resolver ni Fabio ni Del Moral para firmar el cuarto de los mallorquines.
La respuesta estuvo cargada de rabia. Ismael rozó el tercero, la grada se desgañitó entendiendo que el partido estaba en un punto crítico.
Los de Antonio Vadillo iban con el viento a favor ante un Córdoba acelerado, cuyo mayor mérito era mantener la entereza de ánimo ante un panorama claramente adverso. A 6:30 sonó la heroica. Con Viana de portero jugador, Bolo estuvo a punto de superar a Barrón. Y Del Moral, por insistencia, metió a los suyos en el partido con el 3-4 tras remachar un mal despeje de Rivillos. Vista Alegre se encendió. El Palma también jugó de cinco en un tramo final de locura. Con el crono corriendo hacia atrás como en una marcha fúnebre, Alberto Saura tomó la responsabilidad para hacer el 4-4. El milagro parecía posible. Se lo había ganado.
La luz la apagó Chaginha marcando desde su campo con un disparo en globo tras robar el balón cuando los cordobesistas atacaban con Viana como portero jugador. Ya no hubo manera de darle la vuelta. El Córdoba hizo todo lo que estaba en su mano. Seguramente mereció mejor resultado, pero... La batalla continúa.