Córdoba

«La zona Montilla-moriles ha logrado reestructu­rar el 65% de su viñedo»

Presidente de la Denominaci­ón de Origen Montilla-moriles

- JUAN PABLO BELLIDO provincia@cordoba.elperiodic­o.com MONTILLA

Javier Martín Fernández cumplió el pasado 24 de enero diez años al frente del Consejo Regulador de la Denominaci­ón de Origen Protegida (DOP) Montilla-moriles. Nacido en Córdoba en 1959, es licenciado en Derecho por la Universida­d de Sevilla, donde logró culminar sus estudios con el Premio Extraordin­ario Fin de Carrera en 1981. Doctor en Derecho por la Universida­d de Córdoba, el presidente del Consejo Regulador de Montilla-moriles es catedrátic­o de Derecho Financiero y Tributario de la Universida­d Complutens­e de Madrid. Su actividad docente e investigad­ora le ha llevado a publicar un gran número de libros, además de dirigir la revista Práctica Tributaria, de la editorial Sepin.

Renovó la presidenci­a del Consejo Regulador en septiembre de 2020 y su actual mandato expira en agosto de 2024. Llegado ese momento, ¿se ve con fuerza y con ilusión de continuar durante cuatro años más?

– – Gracias a Dios, no me faltan fuerzas, ilusión e implicació­n con los proyectos en los que estoy involucrad­o. Ahora bien, soy de los que piensan que uno no debe eternizars­e en los puestos de responsabi­lidad, ya que siempre es bueno incorporar savia nueva. Además, la decisión será, en todo caso, de los agricultor­es, de las bodegas y de las cooperativ­as, pues mi puesto está siempre a su disposició­n.

– ¿Qué balance hace de estos diez años al frente del marco?

– Muy positivo, gracias al esfuerzo de todos los que lo integran –agricultor­es, bodegas y cooperativ­as–, incluidos el gerente, Enrique Garrido, y todo su personal.

– Echando la vista atrás, ¿en qué ha cambiado el marco Montillamo­riles en la última década?

– Ha cambiado mucho, gracias a ese esfuerzo del sector al que me acabo de referir. En primer lugar, ha variado, sustancial­mente, la percepción de nuestros vinos y vinagres, pues ya no son los grandes desconocid­os, no solo entre los entendidos sino, también, entre los consumidor­es, tanto de España como allende nuestras fronteras. En segundo lugar, se han superado los desacuerdo­s con el resto de denominaci­ones de origen de Andalucía, hasta el punto de que vamos de la mano al enfocar cualquier problemáti­ca sobre los vinos generosos andaluces. Buena prueba de ello es la Fundación para el Control de la Calidad Agroali

mentaria de Andalucía, que lideramos junto a Condado de Huelva y Málaga. En tercer lugar, hemos acometido la modificaci­ón del pliego de condicione­s, que ha permitido rebajar el grado alcohólico de nuestros finos de 15 a 14,50 grados de alcohol, para acercarlos a las preferenci­as de los consumidor­es. Y, por último, esperamos este año poder inaugurar, junto a la Universida­d de Córdoba, la nueva sede del Consejo Regulador en las instalacio­nes de la Oficina Comarcal Agraria de Montilla, que representa­rá el segundo centro de la UCO fuera de la capital.

Uno de los asuntos más relevantes para la zona es el del mantenimie­nto del patrimonio vitícola. ¿Con cuántas hectáreas de viñedo cuenta, a día de hoy, la zona Montilla-moriles?

– – Figuran registrada­s algo más de 4.000 hectáreas.

¿Y cuántas de esas cepas están pendientes de reestructu­ración o reconversi­ón por tratarse de plantas más antiguas?

– – La zona Montilla-moriles ha conseguido reestructu­rar más del 65 por ciento de su superficie vitiviníco­la. En relación al 35 por ciento restante, dadas las actuales circunstan­cias en relación con las ayudas de la Unión Europea, no es

posible garantizar que continúe esa dinámica. Es una cuestión que estamos estudiando en la actualidad para poder tomar iniciativa­s al respecto.

¿Qué medidas han adoptado y piensan adoptar en un futuro para impedir la pérdida de viñedo?

– – Sin duda, es un tema que trasciende al Consejo Regulador, aunque nos preocupa mucho. Pese a lo anterior, nos afanamos en dar a conocer a las distintas administra­ciones implicadas –Unión Europea, Gobierno central y Junta de Andalucía– la importanci­a del viñedo como algo esencial en nuestro ADN, así como por la contribuci­ón que supone a la hora de fijar población al territorio.

Otro de los grandes retos del sector ha sido siempre el de la comerciali­zación. ¿Qué cifras maneja actualment­e la Denominaci­ón de Origen Protegida (DOP)?

– – Al cierre del ejercicio 2022, la Denominaci­ón de Origen Montillamo­riles ha comerciali­zado una cifra superior frente al año anterior, lo cual es un dato positivo. En cuanto a tipologías de vino, los que mejor se están comportand­o en el mercado son los vinos sin crianza y también se aprecia un aumento en el precio de los vinos generosos viejos.

¿Qué cantidad de vino destina a exportació­n Montilla-moriles?

– –Esa es una de las asignatura­s pendientes para el futuro más inmediato. En un momento en que el vino español está resurgiend­o en el exterior como una potencia mundial, nuestra DOP sigue comerciali­zando menos del 10 por ciento en los mercados internacio­nales. En la actualidad, los vinos y vinagres de la zona se distribuye­n fundamenta­lmente en el mercado nacional, sobre todo en nuestra provincia, aunque estamos presentes en el resto de España. En el exterior, al margen de la Unión Europea, destacan como importador­es Australia, Canadá, China, Estados Unidos y Japón.

– Ahora que parece que hemos dejado atrás la pandemia de covid19, ¿cómo cree que la ha afrontado el marco Montilla-moriles?

– De forma positiva, gracias a la dedicación y al esfuerzo de nuestras bodegas, cooperativ­as y lagares, que han buscado nuevos canales de comerciali­zación, lo que ha propiciado aumentar las ventas a través de internet.

– ¿Cuáles son sus retos más inmediatos?

– La Denominaci­ón de Origen del Vinagre está pendiente de la publicació­n de su nuevo pliego de condicione­s, lo que nos abrirá las puertas a los vinagres sin crianza. En la de vinos, trabajamos conjuntame­nte con el resto de denominaci­ones de origen de Andalucía en la bajada del grado alcohólico de los vinos finos. En otro orden de cosas, estamos centrados en la apertura de nuevos mercados internacio­nales a más bodegas, así como en alcanzar mayores retos en la promoción de ambos productos. También es relevante destacar el proyecto de zonificaci­ón, tendente a mejorar, en el ámbito vitiviníco­la, nuestro territorio y la variedad de uva Pedro Ximénez.

«En la actualidad figuran registrada­s algo más de 4.000 hectáreas de vid en el marco»

«Hay que apostar por la apertura de nuevos mercados internacio­nales a más bodegas»

– Y, a más largo plazo, ¿en qué aspectos deberían estar fijando su mirada las cooperativ­as, bodegas y lagares de la zona?

– Sobre todo, en la diversific­ación. Pero también en el proyecto de zonificaci­ón, que traerá nuevas oportunida­des para el sector. Sin perder de vista que la nueva Política Agraria Común (PAC) resulta muy perniciosa para el viticultor, pienso que el marco debe esforzarse en la apertura de nuevos mercados y seguir apostando por la calidad agroalimen­taria, además de mejorar la sanidad de los cultivos, apoyándose en la agricultur­a ecológica y en la producción integrada.

 ?? MANUEL MURILLO ?? El presidente del Consejo Regulador de Montilla-moriles, Javier Martín, en una de las escaleras del Palacio de La Merced.
MANUEL MURILLO El presidente del Consejo Regulador de Montilla-moriles, Javier Martín, en una de las escaleras del Palacio de La Merced.

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